Una educación primordialmente técnica -que descuide las humanidades- está
destinada a formar trabajadores y no personas
Eduardo Campos Velasco
eduardocamposdc@...
A propósito de la próxima aprobación de la ley Educativa Abelino Siñani-Elizardo
Pérez en la asamblea plurinacional sin modificaciones a la propuesta introducida
por el poder ejecutivo. Es inadmisible que en estos tiempos, en que cada vez es
mayor la conciencia de que la formación de recursos humanos, resulta fundamental
para enfrentar procesos de desarrollo, efectivos y sostenibles, a la hora de
expresarse en políticas públicas, se acabe confundiendo los objetivos del
proceso educativo,
subsumiendo el interés del individuo (la persona) en el
interés colectivo (el estado o el mercado).
Priorizar las habilidades y destrezas técnicas en desmedro de las llamadas
humanísticas, antes que contribuir en la transformación de los recursos humanos
del país, lo que hará es que las nuevas generaciones se constituyan en mano de
obra poco calificada con baja preparación intelectual No se si son conscientes
de los que están a punto de aprobar los asambleístas plurinacionales, pero sin
duda alguna, por esa vía lo que harán será funcionalizar la educación como un
mecanismo de capacitación laboral, destinada a satisfacer la demanda del
mercado. Es paradójico, pero ellos que se reclaman socialistas, acabarán
facilitándole "insumos" al sistema capitalista que tanto odian.
Claramente la nueva ley pretende dar respuesta a las demandas del estado
plurinacional, de la sociedad socialista que están empeñados en constituir y no
a las demandas de los individuos, de las personas, particularmente de los niños
y jóvenes de la sociedad boliviana. Los expertos señalan que la educación, en
particular la educación básica (la primaria), debe ser capaz de generar el
enriquecimiento personal que permita en el futuro un posicionamiento adecuado en
la sociedad.
La visión de la nueva ley educativa, parte de identificar como
sujeto central
del proceso de reforma educativa a la sociedad (el colectivo) y no la persona
(el individuo). Se basa en diagnósticos socioeconómicos – importantes por cierto
- pero incapaz de identificar las demandas individuales, personales,
psicológicas, diríamos humanas. De esa manera la persona, el sujeto, es apenas
un número más, una estadística. Parten del viejo error de considerar a la
sociedad como un todo amorfo que debe ser moldeado, ya sea por el estado, ya sea
por el mercado. En ese escenario, la persona, el individuo, no tiene voz, no
tiene rostro, no tiene demandas. Son como las hormigas que deben realizar
determinadas funciones para un bien superior "la sociedad".
Probablemente, el hecho de que las sociedades más deprimidas, emergentes como la
nuestra, hayan literalmente "copiado" uno de los dos modelos, sea la causa
fundamental para que no se produzcan cambios trascendentales en sus niveles de
vida. Habrá que preguntarse:
¿qué sentido tiene que seamos esclavos del capital
o esclavos de poder político, si al final somos esclavos? En ambos casos, el
individuo es nada, la sociedad lo es todo; cuando de lo que se trata es de
invertir esa ecuación y poner al servicio del hombre (mujer) el estado y el
mercado.
Si recordamos, lo que se denominó como "renacimiento" en Europa, fue lo que dio
origen a los principales cambios que hoy mismo disfrutamos en el mundo entero.
Fue en ese escenario que se vislumbraron las grandes ideas de transformación de
las relaciones personales y sociales. Cosa que no sucedió con visiones generadas
por la revolución industrial o la revolución social. El renacimiento, fue el
momento en el que él hombre, como especie, como sujeto particular y especial, se
convirtió en el centro del universo. Fue bajo esa inspiración que se concibieron
las libertades fundamentales, los derechos, las garantías y todo ese marco
conceptual que hoy nos protege y nos hace protagonistas de nuestro propio
destino.
Tom Morris (filósofo norteamericano) sostiene: "Los estudiantes deben vislumbrar
la hegemonía del conocimiento basado en las artes, la ciencia y las humanidades.
No bastaría con enseñar matemática y lengua, sino también drama y música." Para
él, lo fundamental es el compromiso de los estudiantes, mediante el aprendizaje
en la
búsqueda de la verdad, la calidad y la belleza, valores ciertamente
descuidados, pero indispensables para cualquier proceso de transformación.
El español, Carlos Alberto Rosales (analista de temas educativos) sostiene que
los retos de la educación básica no sólo deben ser preparar a los niños y
jóvenes para sobrevivir económicamente, sino formar a los estudiantes para que
generen un nuevo modo de ver y vivir la vida, un modo innovador de ser
ciudadano. "¿Quién mejor que los mismos estudiantes para que desarrollen los
cambios políticos que en el futuro afectaran su calidad de vida? Él concluye
señalando lo siguiente: "Nos hemos olvidado que no sólo hay que darles clase a
los alumnos, sino ayudarles a que ellos las descubran mediante una apertura de
pensamiento que no se amilane al momento de cuestionarse con libertad y rigor
ciertos asuntos de la vida social, económica, cultural y política de sus
respectivas realidades"
No avanzaremos mucho en superara nuestros problemas estructurales como sociedad,
si hacemos de la educación el medio para "producir" sujetos funcionales a las
visiones homogeneizantes y colectivistas. La educación debe ser un escenario de
libertades y creatividad y no un laboratorio donde se cosifiquen las mentes de
los niños y jóvenes. Las reformas en educación para ser tales, requieren cambios
sustanciales que superen viejos paradigmas obsoletos. Construir el futuro,
requiere siempre de aciertos en el presente y para ello más que buenas
voluntades, hacen falta –también- ideas.