jueves, diciembre 31, 2009

martes, diciembre 29, 2009

El poder amenaza la existencia

El derecho de la humanidad a existir

El líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, habla de los daños que ya causa el cambio climático y analiza los bochornosos episodios que demostraron el fracaso de la Cumbre de Copenhague

El cambio climático está causando ya considerable daño y cientos de millones de pobres están sufriendo las consecuencias.

Los centros de investigaciones más avanzados aseguran que queda muy poco tiempo para evitar una catástrofe irreversible. James Hansen, del Instituto Goddard de la NASA, asegura que un nivel de 350 partes del dióxido de carbono por millón es todavía tolerable; hoy sobrepasa sin embargo la cifra de 390 y se incrementa a ritmo de 2 partes por millón cada año, rebasando los niveles de hace 600 mil años. Las últimas dos décadas han sido, cada una de ellas, las más calurosas desde que se tienen noticias del registro. El mencionado gas aumentó 80 partes por millón en los últimos 150 años.

El hielo del Mar Ártico, la enorme capa de dos kilómetros de espesor que cubre Groenlandia, los glaciares de América del Sur que nutren sus fuentes principales de agua dulce, el volumen colosal que cubre la Antártida, la capa que resta del Kilimanjaro, los hielos que cubren el Himalaya y la enorme masa helada de Siberia se están derritiendo visiblemente. Científicos notables temen saltos cuantitativos en estos fenómenos naturales que originan el cambio.

La humanidad puso grandes esperanzas en la Cumbre de Copenhague, después del Protocolo de Kyoto suscrito en 1997, que entró en vigor el año 2005. El estruendoso fracaso de la Cumbre dio lugar a bochornosos episodios que requieren el debido esclarecimiento.

Estados Unidos, con menos del 5% de la población mundial emite el 25% del dióxido de carbono. El nuevo Presidente de Estados Unidos había prometido cooperar con el esfuerzo internacional para enfrentar un problema que afecta a ese país tanto como al resto del mundo. Durante las reuniones previas a la Cumbre, se hizo evidente que los dirigentes de esa nación y los de los países más ricos maniobraban para hacer caer el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y pobres.

Gran número de líderes y miles de representantes de los movimientos sociales e instituciones científicas decididos a luchar por preservar la humanidad del mayor riesgo de su historia, acudieron a Copenhague invitados por los organizadores de la Cumbre. Omito referirme a detalles sobre la brutalidad de la fuerza pública danesa, que arremetió contra miles de manifestantes e invitados de los movimientos sociales y científicos que acudieron a la capital de Dinamarca para concentrarme en los aspectos políticos de la Cumbre.

En Copenhague reinó un verdadero caos y sucedieron cosas increíbles. A los movimientos sociales e instituciones científicas no les permitieron asistir a los debates. Hubo Jefes de Estado y Gobierno que no pudieron siquiera emitir sus opiniones sobre vitales problemas. Obama y los líderes de los países más ricos se adueñaron de la conferencia con la complicidad del gobierno danés. Los organismos de Naciones Unidas fueron relegados.

Barack Obama, que llegó el último día de la Cumbre para permanecer allí solo 12 horas, se reunió con dos grupos de invitados escogidos "a dedo" por él y sus colaboradores. Junto a uno de ellos se reunió en la sala del plenario con el resto de las más altas delegaciones. Hizo uso de la palabra y se marchó de inmediato por la puerta trasera. En ese plenario, excepto el pequeño grupo seleccionado por él, se les prohibió a los demás representantes de los estados hacer uso de la palabra. En esa reunión, a los Presidentes de Bolivia y de la República Bolivariana de Venezuela se les permitió hablar, porque al Presidente de la Cumbre no le quedó otra alternativa que concederles el uso de la palabra, ante el reclamo enérgico de los presentes.

En otra sala contigua, Obama reunió a los líderes de los países más ricos, varios de los Estados emergentes más importantes y dos muy pobres. Presentó un documento, negoció con dos o tres de los países más importantes, ignoró a la Asamblea General de Naciones Unidas, ofreció conferencias de prensa, y se marchó como Julio César en una de sus campañas victoriosas en Asia Menor, que lo llevó a exclamar: Llegué, vi y vencí.

El propio Gordon Brown, Primer Ministro del Reino Unido, había afirmado el 19 de octubre: "Si no llegamos a un acuerdo en el curso de los próximos meses, no debemos tener duda alguna de que, una vez que el crecimiento no controlado de las emisiones haya provocado daños, ningún acuerdo global retrospectivo en algún momento del futuro podrá deshacer tales efectos. Para ese entonces será irremisiblemente demasiado tarde."

Brown concluyó su discurso con dramáticas palabras: "No podemos darnos el lujo de fracasar. Si fracasamos ahora, pagaremos un precio muy alto. Si actuamos ahora, si actuamos de conjunto, si actuamos con visión y determinación, el éxito en Copenhague estará todavía a nuestro alcance. Pero si fracasamos, el planeta Tierra estará en peligro, y para el planeta no existe un Plan B."

Ahora declaró con arrogancia que la Organización de Naciones Unidas no debe ser tomada como rehén por un pequeño grupo de países como Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Tuvalu, a la vez que acusa a China, India, Brasil, Sudáfrica y otros Estados emergentes de ceder a las seducciones de Estados Unidos para suscribir un documento que lanza al cesto de basura el Protocolo de Kyoto y no contiene compromiso vinculante alguno por parte de Estados Unidos y sus aliados ricos.

Me veo obligado a recordar que la Organización de Naciones Unidas nació hace apenas seis décadas, después de la última Guerra Mundial. Los países independientes no rebasaban entonces la cifra de 50. Hoy la integran más de 190 Estados independientes, luego que el odioso sistema colonial dejó de existir por la lucha decidida de los pueblos. A la propia República Popular China durante muchos años se le negó su pertenencia a la ONU, y un gobierno títere ostentaba su representación en esa institución y en su privilegiado Consejo de Seguridad.

El apoyo tenaz del creciente número de países del Tercer Mundo fue indispensable en el reconocimiento internacional de China, y un factor de suma importancia para que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN le reconocieran sus derechos en la Organización de Naciones Unidas.

En la heroica lucha contra el fascismo, la Unión Soviética había realizado el mayor aporte. Más de 25 millones de sus hijos murieron, y una enorme destrucción asoló el país. De esa lucha emergió como superpotencia capaz de contrapesar en parte el dominio absoluto del sistema imperial de Estados Unidos y las antiguas potencias coloniales para el saqueo ilimitado de los pueblos del Tercer Mundo. Cuando la URSS se desintegró, Estados Unidos extendió su poder político y militar hacia el Este, hasta el corazón de Rusia, y su influencia sobre el resto de Europa se incrementó. Nada de extraño tiene lo ocurrido en Copenhague.

Deseo subrayar lo injusto y ultrajante de las declaraciones del Primer Ministro del Reino Unido y el intento yanki de imponer, como Acuerdo de la Cumbre, un documento que en ningún momento fue discutido con los países participantes.

El Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en la conferencia de prensa ofrecida el 21 de diciembre, afirmó una verdad que es imposible negar; emplearé algunos de sus párrafos textuales: "Quisiera enfatizar que en Copenhague no hubo acuerdo alguno de la Conferencia de las Partes, no se tomó ninguna decisión con relación a compromisos vinculantes o no vinculantes, o de naturaleza de Derecho Internacional, en modo alguno; simplemente, en Copenhague no hubo acuerdo"

"La Cumbre fue un fracaso y un engaño a la opinión pública mundial. […] quedó al desnudo la falta de voluntad política…"

"…fue un paso atrás en la acción de la comunidad internacional para prevenir o mitigar los efectos del cambio climático…"

"…el promedio de la temperatura mundial podría aumentar en 5 grados…"

De inmediato nuestro Canciller añade otros datos de interés sobre las posibles consecuencias de acuerdo a las últimas investigaciones de la ciencia.

"…desde el Protocolo de Kyoto hasta la fecha las emisiones de los países desarrollados se elevaron 12,8%… y de ese volumen el 55% corresponde a Estados Unidos."

"Un estadounidense consume, como promedio, 25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11, un ciudadano chino menos de dos, y un latinoamericano o caribeño, menos de uno."

"Treinta países, incluidos los de la Unión Europea, consumen el 80% del combustible que se produce."

El hecho muy real es que los países desarrollados que suscribieron el Protocolo de Kyoto aumentaron drásticamente sus emisiones. Quieren sustituir ahora la base adoptada de las emisiones a partir de 1990 con la del 2005, con lo cual Estados Unidos, el máximo emisor, reduciría a solo 3% sus emisiones de 25 años antes. Es una desvergonzada burla a la opinión mundial.

El Canciller cubano, hablando en nombre de un grupo de países del ALBA, defendió a China, India, Brasil, Sudáfrica y otros importantes Estados de economía emergente, afirmando el concepto alcanzado en Kyoto de "‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas, quiere decir que los acumuladores históricos y los países desarrollados, que son los responsables de esta catástrofe, tienen responsabilidades distintas a las de los pequeños Estados insulares o a las de los países del Sur, sobre todo los países menos desarrollados…"

"Responsabilidades quiere decir financiamiento; responsabilidades quiere decir transferencia de tecnología en condiciones aceptables, y entonces Obama hace un juego de palabras, y en vez de hablar de responsabilidades comunes pero diferenciadas, habla de ‘respuestas comunes, pero diferenciadas’."

"…abandona el plenario sin dignarse a escuchar a nadie, ni había escuchado a nadie antes de su intervención."

En una conferencia de prensa posterior, antes de abandonar la capital danesa, Obama afirma: "Hemos producido un sustancioso acuerdo sin precedente aquí en Copenhague. Por primera vez en la historia, las mayores economías hemos venido juntas a aceptar responsabilidades."

En su clara e irrebatible exposición, nuestro Canciller afirma: "¿Qué quiere decir eso de que ‘las mayores economías hemos venido juntas a aceptar nuestras responsabilidades’? Quiere decir que están descargando un importante peso de la carga que significa el financiamiento para la mitigación y la adaptación de los países sobre todo del Sur al cambio climático, sobre China, Brasil, India y Sudáfrica; porque hay que decir que en Copenhague se produjo un asalto, un atraco contra China, Brasil, India, Sudáfrica y contra todos los países llamados eufemísticamente en desarrollo."

Estas fueron las palabras contundentes e irrebatibles con las que nuestro Canciller relata lo sucedido en Copenhague.

Debo añadir que, cuando a las 10 de la mañana del día 19 de diciembre nuestro vicepresidente Esteban Lazo y el Canciller cubano se habían marchado, se produce el intento tardío de resucitar al muerto de Copenhague como un acuerdo de la Cumbre. En ese momento no quedaba prácticamente ningún Jefe de Estado ni apenas Ministros. De nuevo la denuncia de los restantes miembros de las delegaciones de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y otros países derrotaron la maniobra. Así finalizó la ingloriosa Cumbre.

Otro hecho que no puede olvidarse fue que en los momentos más críticos de ese día, en horas de la madrugada, el Canciller de Cuba, en unión de las delegaciones que libraban su digna batalla, le ofrecieron al Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, su cooperación en la lucha cada vez más dura que se estaba librando, y en los esfuerzos que deben llevarse a cabo en el futuro para preservar la vida de nuestra especie.

El grupo ecológico Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advirtió que el cambio climático quedaría fuera de control en los próximos 5 a 10 años, si no se recortan drásticamente las emisiones.

Pero no hace falta demostrar lo esencial de lo que aquí se afirma sobre lo que hizo Obama.

El Presidente de Estados Unidos declaró el miércoles 23 de diciembre que las personas tienen razón en estar decepcionadas por el resultado de la Cumbre sobre el Cambio Climático. En entrevista por la cadena de televisión CBS, el mandatario indicó que "‘en vez de ver un total colapso, sin que hubiese hecho nada, lo que hubiera sido un gigante retroceso, al menos pudimos mantenernos más o menos donde estábamos’…"

Obama ―afirma el despacho noticioso― es el más criticado por aquellos países que, de forma casi unánime, sienten que el resultado de la Cumbre fue desastroso.

La ONU ahora está en un aprieto. Pedirles a otros países que se adhieran al arrogante y antidemocrático acuerdo sería humillante para muchos Estados.

Continuar la batalla y exigir en todas las reuniones, particularmente las de Bonn y de México, el derecho de la humanidad a existir, con la moral y la fuerza que nos otorga la verdad, es a nuestro juicio el único camino.

Fidel Castro Ruz
Diciembre 26 de 2009
8 y 15 p.m.

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lunes, diciembre 28, 2009

Movimiento Humanista por la Paz



Publicación: 28/12/2009, Temática: Politica

LA ESCALA ARGENTINA DE UNA RECORRIDA MUNDIAL
Marchando por la paz

Este martes llega a la Ciudad de Buenos Aires, el equipo base de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, luego de visitar más de cien países de África, Asia, Oceanía, América, Antártida y Europa. NU habló con Guillermo Sullings, coordinador de la Marcha Mundial en Argentina sobre los alcances de la misma.

Por Daniel Gaguine

Luego de visitar más de 100 países y recorridos 160 mil kilómetros en más de 90 días, la Marcha llega a la Ciudad de Buenos Aires en donde se realizará un gran festival en la Plaza de los Dos Congresos. Serán recibidos a las 11.30 por la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. El evento será conducido por Alfredo Casero, y finalizará con un recital en vivo de la Mississippi a las 20. La Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia es una iniciativa universal sin precedentes, que partió el pasado 2 de octubre desde Nueva Zelanda, a la cual adhirieron distintas personalidades del mundo. Guillermo Sullings, coordinador argentino de la Marcha le contó a NU todos los detalles de la Marcha y sus actividades este martes.

“Tenemos una agenda bastante nutrida ya que nos recibe la Presidenta de la Nación a las 11 y a las 11.30, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. A las 12.30, nos reunimos con la Legislatura porteña y a las 14.30 con el Congreso Nacional y finalmente, a las 18, va a haber una gran caravana que va a salir desde el Obelisco hasta la Plaza de Mayo y después a la Plaza de los Dos Congresos, donde va a haber un Festival, con oradores y música”, adelantó Sullings.

- ¿Cómo surge la Marcha Mundial?
- Esta es una iniciativa de “Mundos sin guerra”, una fundación que pertenece al movimiento Humanista, que tiene gente en más de 100 países. Cuando surgió esta iniciativa, se la apoyó de manera inmediata. Se lanzó en noviembre del 2008, en el Parque de Punta de Vacas, en la frontera entre Chile y Mendoza, donde se había realizado un simposio de la ética del conocimiento. En ese simposio, se anunció esta idea de la marcha y rápidamente fuimos teniendo adhesiones de presidentes, de Premios Nobel, artistas, deportistas, etcétera. Muchos de ellos facilitaron su imagen para grabar los spots de la marcha. Todo eso se fue acumulando hasta que empezó el 2 de octubre (día del nacimiento de Gandhi y declarado Día Mundial de la No Violencia por Naciones Unidas), en Nueva Zelanda, con la salida del equipo base. Abarcó 100 países de todos los continentes. El proyecto es concientizar a la población, a los gobiernos y a todos los que tengan alguna responsabilidad. Pero sobre todo, a las poblaciones, porque, a la larga, los gobiernos van a tener que hacer lo que digan las poblaciones. Si las poblaciones quieren paz, los gobiernos, a la larga o a la corta, van a tener que hacer lo que pida la población. Esta concientización la hacemos enfatizando unos cuantos puntos básicos, como la necesidad del desmantelamiento urgente de los arsenales nucleares. Nosotros creemos que la iniciativa de esto la tienen que tomar las grandes potencias, que son los mayores productores de armas y los que mayor arsenal tienen. Entonces la proliferación nuclear no va a terminar si unos la tienen y otros, no. El segundo punto es el retiro de tropas de puntos invadidos: Nosotros creemos que no se puede combatir el terrorismo con más violencia. Hay que dar una señal para que termine esta escalada de violencia y el retiro de tropas es una señal. El tercer punto es la reducción de armamento convencional, progresivo. Con el 10% de lo que se destina en armas, se podría acabar con el hambre en el mundo. Muchas guerras son producidas por el nivel de desigualdad reinante, que se podría resolver con los mismos fondos que se destinan a las guerras. Una paradoja tremenda. Reducción de armamentos y destinar estos fondos a desarrollar a los países menos desarrollados. Cuarto punto: tratado de no agresión entre países. Quinto punto: inclusión en las constituciones de los países la clausula de no apelar a la guerra para resolver conflictos limítrofes. Entonces sobre estos puntos estamos trabajando y los exponemos en cada evento, en cada marcha, para concientizar a las poblaciones de que esto es urgente. En todos lados, todos nos dicen “estamos a favor de la paz”…

- ¿Cómo es la recepción por parte de los gobiernos de las grandes potencias?
- Bueno, en general, han mirado para el costado. Algunos adoptan la política de culpar siempre al otro. “Si se desarma este primero, lo hago yo”. En general, las adhesiones y entrevistas que hemos tenido han sido, por ejemplo, en la que yo he participado, con el Presidente de Costa Rica, que fue Premio Nobel de la Paz, en un país que no tiene un ejército. Esta obviamente a favor de lo que sería el desarme. Nos ha recibido Correa, Bachelet, mañana lo hace Cristina. En algunos países nórdicos, también tuvimos acceso a algunas altas autoridades pero con las grandes potencias hemos tenido reuniones con funcionarios de segundo y tercer nivel. Los que realmente toman decisiones no nos han recibido. Si nos recibió el Secretario General de las Naciones Unidas aunque no tenga mucho poder sino los cinco miembros permanentes, EE.UU, China, Rusia, Inglaterra y Francia. Entonces es una gran contradicción. Igual hay casos particulares como el de China, que dijo que no iba a adherir a la marcha porque estaría relacionado con el Dalai Lama y el tema del Tibet. O sea, por un motivo o por otro, las grandes potencias, sin decir que están a favor de la guerra (nadie lo va a decir) tampoco dijeron que adherían a la marcha. Han disimulado un poco y cuando uno va a pedir una entrevista y lo atiende el secretario del secretario del secretario, bueno, ahí ponen cualquier pretexto para no recibirnos. Así que no hemos tenido una respuesta concreta de las grandes potencias.

- ¿Podría definirse como una marcha “política”?
- O sea, todo esto es política no partidaria pero política al fín. No tiene un sesgo político partidario ni ideológico, desde el momento que hemos tenido entrevistas con presidentes tan disímiles como el de Costa Rica y el de Ecuador, que si bien ambos están a favor de la paz, tienen puntos de vistas económicos completamente diferentes. Sin embargo, pudimos charlar bien sobre el tema que estamos tocando, que es el del desarme. Si es política en el sentido que no dice “paz y amor” en abstracto sino con algo concreto: que los más responsables empiecen con el desarme progresivo, desmantelen los arsenales nucleares y comiencen un retiro de tropas. Más que política, yo diría que es una marcha comprometida.

- ¿Hubo alguna personalidad que les interesó que adhiriese pero no lo hizo?
- Deseamos que se hubiesen adherido los presidentes de todos los países. El de Francia, el de Rusia, el de Estados Unidos, el primer ministro británico pero…esto recién empieza. Nosotros creemos que lo principal es la adhesión y la concientización de las poblaciones. Cuando Obama va a recibir el Premio Nobel de la Paz y dice que “guerras justas”, nos hubiese gustado contar con su adhesión pero con un compromiso de decir otras cosas. Obviamente que es mejor Obama que Bush para la paz pero de todas maneras, es tan fuerte el complejo industrial militar que el propio Obama le está haciendo el juego a la guerra al decir esto. Hay adhesiones que nos hubiese gustado tener no formalmente sino con un compromiso real de trabajar por la paz. La adhesión, en este caso, hubiese sido un compromiso al menos público como imagen, de trabajar por la paz.

- ¿Con el tema de la paz, el mayor enemigo es el desconocimiento o la indiferencia?
- Hay mucho de eso, de indiferencia. Mucha gente siente que la guerra es mala cuando muere alguien cercano y le afecta. Parece que si la gente muere a diez mil kilómetros, no es tan importante. Mucha culpa de eso tienen muchas películas de la línea hollywoodense de que parece que hay víctimas de primera clase y víctimas de segunda. Si muere un rubio de ojos celeste, es una muerte importante pero si mueren cincuenta árabes, no son vidas que importen tanto. Antes eran los indios, los negros y demás. Eso se va instalando en el inconsciente colectivo y de esta forma valoriza cuando lee las noticias. Si mueren cien personas porque estalló una bomba, no importa “total, es lejos” pero si lo operan a Sandro, cambia el foco de la información. Me parece que hay que superar la indiferencia. También tiene que ver con la falta de actitud hacia la reconciliación en los países en los que la guerra tocó de cerca, donde se va al otro extremo. Como todos tienen algún familiar muerto, secuestrado o herido, se alimenta un resentimiento creciente contra su enemigo y la guerra empieza a tener la solución, como pasa en Medio Oriente. Además, del tema de la indiferencia con los que están lejos, hay que sobreponerse con una mirada más reconciliadora entre los que están cerca. En definitiva, nosotros siempre hablamos del principio de la humanidad, que es el tratar a los demás como uno quiere ser tratado. Un principio básico, una regla de oro que el día que los seres humanos podamos aplicarla se acabará la violencia en el mundo. No creemos ni renunciamos a esta suerte de utopías porque nos parece coherente trabajar en ellas (muchas después se hicieron realidad, como la abolición de la esclavitud o los derechos de la mujer). ¿Por qué no pensar que dentro de cincuenta años, la guerra va a ser una cosa del pasado? Creemos que podemos, a través de esta tarea de concientización, lograr un mundo de paz.

- ¿Como fue la relación con los medios?
- Ha variado según el país. Por ejemplo, en Italia tuvimos una cobertura muy importante de la Rai. En Filipinas, se realizó un gran evento en un estadio, con una amplia cobertura. En Estados Unidos, tuvimos cobertura pero no fue un tema instalado. En general, los países con mucha población, quizás, los medios no se hicieron eco ni lo tomaron como un tema prioritario como sí lo hicieron otros países. En América Latina, la cadena Caracol de Colombia habló de la Marcha desde hace seis meses y todo el mundo sabe lo que se está haciendo. Cuando Juanes le pasó la bandera a otro artista en la frontera entre Ecuador y Colombia, había miles de personas. Acá en Argentina, todavía no pegó. Es variable de acuerdo al país y a la escala de intereses de los medios de dicho país.

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Humanismo baluarte de los Derechos Humanos

Frente Humanista dice que AN dio la espalda al pueblo

Acusan a diputados oficialistas de convalidar violaciones a DDHH

Pastora Medina criticó la aprobación de leyes autoritarias (Enio Perdomo)

Después de sufrir durante todo un año la embestida de la aplanadora chavista en la Asamblea Nacional, ha llegado la hora de hacer un balance para el Frente Popular Ecológico Humanista.

La fracción parlamentaria encabezada por la diputada Pastora Medina concluye que en 2009 la AN se preocupó más por los deseos del presidente, Hugo Chávez, que por las necesidades del pueblo.

"Los actos legislativos propios de la AN se han mantenido alejados de los intereses populares", denuncian y acusan a la Cámara de haberse convertido "en el instrumento que le ha dado legalidad al modelo dictatorial que ha desarrollado" el jefe de Estado.

Sin ocultar su decepción por lo ocurrido este año en el hemiciclo de sesiones, los representantes del Frente sostienen que sus colegas oficialistas han dado la espalda a las luchas de trabajadores, indígenas y profesionales.

"Esta AN ha permitido el debilitamiento de todas las instituciones democráticas, suprimiéndole al pueblo su soberanía, su autonomía y hasta su libertad", manifiestan; al tiempo que critican la aprobación de "leyes controladoras y creadoras de la centralización que, en definitiva, tienen como objetivo la instauración de un régimen absolutista".

Larga lista La bancada del Frente, compuesta por Medina (Bolívar), Tomás Sánchez (Yaracuy), Luis Díaz (Monagas) y José Ramón Regnault (Sucre), condena la actuación del Parlamento por "convalidar la violación de los derechos humanos" que ejecuta Miraflores.

En particular, recuerdan los ataques lanzados contra el productor agropecuario Franklin Brito, el estudiante Julio Rivas, los obreros de Sidor, el dirigente indígena Sabino Romero, el prefecto de Caracas, Richard Blanco, los trabajadores de la Alcaldía Metropolitana y el ex ministro de la Defensa, Raúl Isaías Baduel.

Los asambleístas opinan que estos casos dejan en evidencia "la desaparición del Poder Judicial, el debido proceso y el Estado de Derecho en el país".

Por otro lado, el Frente cuestiona a Chávez por los recientes escándalos de corrupción que sacudieron a la banca. Censuran que los altos jerarcas de la revolución "cada día le restriegan sus fortunas en las narices a todos los venezolanos y se matan entre ellos".

"Este Gobierno viene demostrando la existencia de un entramado de corrupción administrativa y financiera que desnuda la presencia de grupos de poder amparados por el propio Presidente, por la perversión de alcahuetear a sus funcionarios", finalizan. PPP

sábado, diciembre 26, 2009

Hacia el despertar humanista

sábado 26 de diciembre de 2009

Despertares ideológicos. José Pablo Feinmann. 26-12-2009

*
1. Panes y pasteles

Suele narrarse una ilustrativa anécdota a propósito de los orígenes de la Revolución Francesa. Se dice que algunos asesores de Luis XVI le informaron del creciente descontento del pueblo y de la conveniencia de sosegarlo.

Se dice que Luis XVI se preocupó, pero no mucho. De modo que los asesores decidieron también poner al tanto de la explosiva situación a María Antonieta, esposa de Luis XVI y –se decía, también- desmedidamente influyente en las decisiones de su marido, hombre algo distraído o taciturno, acaso triste.

Se dice que se allegaron hasta ella y le informaron sin más, crudamente, que el pueblo se encontraba al borde de la insurgencia. Se dice que María Antonieta inquirió sobre las causas de semejante estado de disgusto con el poder real, es decir, básicamente con ella.

- ¿Qué quiere el pueblo? –se dice que preguntó.

- Pan- se dice que le dijeron.

Se dice que entonces ella incurrió en una rabieta histórica, en una ofensa que habría de desatar tumultos sin retorno, definitivos.

- ¿No tienen pan? Que coman pasteles.

Sería simple creer que éste es el detonante de la Revolución que hicieron los franceses en 1789, pero es sin duda un símbolo del excesivo desdén del poder real, de su soberbia, de su confianza en sí mismo, en su inalterabilidad, en su imperturbable devenir histórico. No era para menos.

Los reyes a quienes la Revolución vino a incomodar -hasta el extremo de cortar sus cabezas- creían gobernar por derecho divino. Creían que el rey era el representante de Dios en la tierra, que gobernaba en su nombre y que ese poder, en consecuencia, era intocable. ¿Cómo habría de tocar los hombres un poder que había venido de Dios sin insultar a, precisamente, Dios?

Así las cosas, el gran despertar del humanismo moderno radica en esta blasfemia. En la blasfemia de gritarles a los reyes:

Ustedes no tienen origen divino. No gobiernan por delegación de Dios. Los gobiernos deben ser ejercidos por los hombres y elegidos por los hombres.

¿Cómo se llegó a este despertar? La situación concreta de miseria social fue determinante, pero si sobre una situación de miseria no se monta una conciencia social, intelectual, un sistema de ideas o, digamos así, una ideología blasfema, negadora del orden instituido, nada habrá de pasar, por más extremo que el hambre sea. La respuesta de María Antonieta (el sarcasmo hiriente, desaforadamente ofensivo de recomendarles pasteles a los pobres ya que carecían de pan) no habría producido nada si no hubiera caído en medio de la siguiente situación coyuntural:

a) Los reyes no gobiernan por derecho divino.

b) La razón humana puede cambiar y mejorar la historia.

c) Todo cambio implica la superación de las desigualdades entre los hombres.

La conciencia social que leyó como intolerable la frase de María Antonieta había sido laboriosamente construida por los intelectuales de la Ilustración. Por los Enciclopedistas. Por hombres como D’Alambert, Rousseau, Voltaire.

Breve nota sobre Voltaire: Voltaire está en las ideas y en la pólvora de la Revolución. El imponente Leopold Mozart, el padre de Wolfgang, lo odiaba por saberlo un enemigo del poder real, ese poder ante el que Leopold exhibía a su hijo como un fenómeno circense que producía jugosas ganancias. De Voltaire había dicho: “El sin Dios Voltaire”.

Gran definición. Voltaire, padre del humanismo, era, en efecto, un hombre sin Dios. No creía en ese Dios que convalidaba el poder de los reyes. No creía en el Dios de Leibniz, quien había abusivamente dicho que vivíamos en el mejor de los mundos posibles, ya que Dios, allá, en los orígenes, puesto a crear mundos, había creado, generosamente, el mejor, que era éste, el nuestro.

Si existe, en cambio, algo que define a un filósofo que impulsa una revolución, un despertar ideológico, es decir que no, que éste no es el mejor de los mundos posibles, que hay otros mejores. Voltaire lo había hecho de un modo brillante y popular en una breve novela que tituló Cándido o el optimismo. De este modo, ante las desdichas de la realidad, Cándido osaba preguntar:

¡Ah! ¿Dónde estás tú, el mejor de los mundos posibles?

La pregunta es blasfema, ya que implica decir que éste no es el mejor de los mundos posibles: si lo fuera, no preguntaríamos dónde está, estaríamos en él, tal como nos lo dicen los ideólogos del poder. (Que siempre dirán, de una y mil maneras, distintas, eso). Por no ignorar esto, Voltaire introduce un personaje que se ha hecho inmortal. Es un filósofo a quine llama doctor Pangloss. Colorido personaje destinado a justificar todas las calamidades y a pedir unánime resignación ante ellas. Un optimista irredimible. Pero un optimista entregado a optimizar lo establecido. Un enemigo de todo despertar. Un opiómano.
Justificando desdichas injustificables, dice Pangloss:

Todo eso era indispensable; de las desventuras particulares nace el bien general; de modo que cuanto más abundan las desdichas particulares más se difunde el bien.

No obstante, Cándido, sumido en incontables infortunios, dice:

Si éste es el mejor de los mundos imaginables, ¿cómo serán los otros?

(Esta frase tan actual de Voltaire no la inventé ni la modifiqué. Se ubica sencillamente en la p. 63 de Cándido y otros cuentos, Alianza).

Por fin, Cándido y Pangloss se encuentran con un derviche. Cándido dice:

Pero mi reverendo padre, el mal está enseñoreado de la tierra.

El derviche responde:

¿Qué importa que haya bien o mal? Cuando su Alteza envía un buque a Egipto, ¿le importa saber si los ratones que hay en el buque están bien o mal?

¿Qué hacer pues? -pregunta Pangloss.

Y el derviche entrega la respuesta que niega, por esencia, todo despertar ideológico, toda rebeldía. Dice:

- Callar.

*

2. Entre el silencio y la rebeldía

El hombre es negación, es nihilización del ser, de lo fáctico, de lo que es y se presenta como verdadero, justo y bueno por el solo hecho de ser.

Todo despertar es negación. Negamos nuestro estado anterior. Ya no dormimos. Ni dormimos ni nos atonta la soñolencia.

Dormir es aceptar. Aceptar es someterse. Todo despertar es negación del estado de sometimiento.

Acaso estén latiendo en estas frases algunas ideas tempranas de Sartre. De acuerdo.

¿Qué le hubiera dicho Sartre al derviche volteriano?

- No pienso callarme -le habría dicho-. Callar es aceptar. Aceptar es rendirse antes las cosas como son. Es negar lo propio del hombre, que es decir no.

La propuesta del derviche ha tenido ecos suntuosos en la filosofía.

Wittgenstein, que es lo otro de Sartre, ha escrito en su célebre y celebrado Tractatus lógico-philosophicus:

“El método correcto de la filosofía sería propiamente éste: no decir nada más que lo que se puede decir, o sea, proposiciones de la ciencia natural -o sea, algo que nada tiene que ver con la filosofía-, y, entonces, cuantas veces alguien quisiera decir algo metafísico, probarle que en sus proposiciones no había dado significado a ciertos signos. Este método le resultaría insatisfactorio -no tendría el sentimiento de que le enseñábamos filosofía-, pero sería el único estrictamente correcto” (Alianza, p. 183).

Y aquí Wittgenstein, concluyendo el Tractatus, dice la frase más conformista de la filosofía. Dice lo que decía el derviche cuando aconsejaba callar acerca de las calamidades del mundo.

De lo que no se puede hablar hay que callar- dice.

Si el método correcto de la filosofía es “no decir más que lo que se puede decir” y si lo que se puede decir son “proposiciones de ciencia natural”, estamos condenados al silencio.

Ocurre que el hambre, el dolor, la injusticia, la muerte, la violencia, el sometimiento, no son “proposiciones de la ciencia natural”, sino realidades del mundo en que los hombres, complejamente, están. Sobre ellas dice su palabra el hombre de la rebelión. Cuya condición de posibilidad es negar el silencio, no dormir el sueño de los tontos y los sometidos. Despertar.

Porque es cierto que es imposible demostrar que está mal que unos hombres opriman a otros. Que está mal que unos tengan todo y otros poco o nada. Que está mal que los hombres sufran o pasen hambre.

La lógica nada tiene que ver con proposiciones que se dirimen en el campo de la ética y aun de la metafísica. (Si yo digo que Dios no ha otorgado poderes a los reyes estoy en plena metafísica, ya que estoy refutando otra proposición metafísica, la contraria: que los reyes gobiernan por derecho divino).

Pero aquí es donde el hombre de la rebelión advierte que la lógica no le sirve para despertar. Porque todo despertar ideológico es un acto de la imaginación.

Tengo que imaginar algo distinto a esto para decidir que esto es intolerable. De aquí que los revolucionarios del Mayo francés sintieran que existía una sola forma de ser realistas. Pedir lo imposible. Es decir, lo indemostrable.

*

3. El despertar es un fantasma temible

El despertar de Mayo del 68 fue pródigo en consignas, se desbordó en graffitis. Todos –o, al menos, los más inteligentes, lúcidos- explicitaban una filosofía de la negación, una filosofía de la conciencia.

Por ejemplo:

No puede haber revolución más que donde hay conciencia.

La obediencia empieza por la conciencia y la conciencia por la desobediencia.

El segundo graffiti –sugiero- dice lo siguiente: hay que someter a la conciencia para imponer la sumisión. Ahí donde la conciencia es adormecida se torna imposible el despertar ideológico.

Pero la condición de posibilidad de la conciencia es la desobediencia.

La conciencia es conciencia cuando dice que no. Cuando desobedece al derviche y a Wittgenstein: cuando no calla. No callar es desobedecer. Cuando uno desobedece el mensaje omnipresente y ensordecedor del poder, accede a la conciencia.

Y aquí nos volvemos sobre el primer graffiti: no puede haber más revolución más que donde hay conciencia. Así, la conciencia –como la facultad de des-obedecer, de negar lo establecido- es siempre el fundamento del acto revolucionario, que aquí, cautelosamente, entenderemos como la visualización de otro estado de cosas, como la posibilidad de un futuro que niega un presente que se ha vuelto intolerable. (Todos sabemos, a esta altura de los tiempos, que las revoluciones suelen implantar nuevas situaciones intolerables, nuevos estados de opresión e injusticia. No importa. Lo que importa es afirmar la posibilidad constante del despertar ideológico. También es despertar oponerse a un régimen que fue un despertar y se ha traicionado como tal. Acaso le sea esencial a la historia despertar y oscurecerse para ir en busca de un nuevo despertar.)

El despertar es siempre amenazante para el poder, para lo establecido.

Si despertar es desobedecer, todo régimen de obediencia –y los regímenes se instauran para ser obedecidos- buscará impedir la conquista de la vigilia.

Para el poder, el despertar es un fantasma, ya que es, siempre, el fantasma de las viejas rebeliones, que vienen desde el fondo de la historia y testimonian por la dignidad del Hombre.

Si –como propone Hannah Arendt- el conflicto central de la historia humana es el de la lucha de la libertad contra la tiranía, la libertad es siempre la vigilia, la lucidez, la conciencia, el despertar, la asunción, hoy, de una lucha de siglos contra el embrutecimiento, contra el silencio, contra la siesta triste y sofocante de los sometidos al poder. Así, para los reyes de ayer y de hoy, el despertar es un fantasma temible porque hace suyas todas las luchas, todas las rebeliones, porque viene para reactualizarlas.

La noción de fantasma es clásica en la literatura política porque con ella inicia Marx el Manifiesto del Partido Comunista, que publica en Londres en febrero de 1848. Resulta notable ver cómo Marx describe el temor de la vieja sociedad ante un despertar que la atemoriza, que recorre Europa y parece incontenible. Escribe:

“Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes”.

Aquí aparece una relación de hierro: la contradicción entre la policía y los despertares. Al defender lo establecido, el orden imperante, la policía está contra todo despertar. Más aún: se puede ver que, en un régimen que surgió como despertar y se ha anulado en su busca de la libertad, el abandono de los sueños fundacionales se relaciona con la consolidación de un poder policial.

En Los justos, dolorosamente, Camus escribe: “Se comienza por querer la justicia y se acaba organizando una policía” (Obras, tomo II, Alianza, p. 144).

Un texto de Sartre muy significativamente se titula: El fantasma de Stalin. O sea, si el comunismo es el fantasma de la vieja Europa, Stalin es el fantasma perenne del comunismo, su posibilidad latente, su fracaso. Así, Stalin como concepto (Stalin como poder policial, como dogmatismo ideológico) es el fantasma temible de todo despertar.

Porque la lucha por la libertad ha conducido, con dolorosa frecuencia, a instaurar otro rostro de la tiranía. Sin embargo, hay algo que late en esta proposición y debemos rechazar: la resignación. Aunque la libertad, una y mil veces, haya concluido por reinstalar la tiranía, su lucha jamás debe ser abandonada.

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4. Hitler: el despertar de la tiranía

La palabra despertar fue intensamente utilizada por el nazismo.

No es casual: el nazismo se presenta como una revolución y como una reparación, la del orgullo alemán.

Hitler trabaja sobre resentimientos y frustraciones de los alemanes.

¿Cuál será el despertar? El del pueblo y el de la nación alemana. Un pueblo que despierta lo hace para constituir una nación. Una nación despierta que ha accedido a la vigilia de manos de un líder que la representa. De este modo, el pueblo y el líder, juntos, surgen para abrir el horizonte de la patria.

En resumen, el nacionalsocialismo –en manos de Hitler y su ministro de Propaganda, Goebbels- puede entenderse así:

El despertar como reparación: vengar las humillaciones de la Primera Guerra Mundial expresadas en el Tratado de Versailles.

El despertar como raza: sólo los arios serán los sujetos de la nueva vigilia.

El despertar como odio: el judío es el enemigo de la patria, despertar es aborrecerlo, despertar es expulsarlo. Son los culpables de la derrota de la nación, son quienes la han explotado, son parásitos. Un parásito vive de la savia sana del pueblo, lo debilita y, al debilitarlo, impide su despertar.

El despertar como guerra y conquista: una vez que la nación y el pueblo han despertado en busca de mil años de unidad y poder, deben imponer sus valores (los valores de su despertar) al resto del mundo. Deben someterlo para asegurarse que su despertar no ha sido en vano, que la patria no volverá a ser humillada como en el pasado Aquí se abre el espacio de la conquista. La conquista como sometimiento. La conquista lleva a la guerra y la guerra implica el desarrollo de la industria de armamentos. Así, el gran capitalismo alemán también “despierta”, pues por medio de Hitler, por medio del despertar nacional socialista, realiza sus mejores negocios: es despertar coincide con los intereses de la Krupp y, a la vez, los requiere. El despertar, entendido como guerra y como conquista, reclama el sofocamiento de otros pueblos, cuyos despertares (o, por decirlo así, sus ideologías, costumbres, hábitos) se diferencia del despertar nazi, siendo, por lo tanto, execrables y pasibles de extrema dominación. El nazismo despierta para esclavizar a los otros.

El despertar como exterminio: en el extremo más aberrante del despertar de la tiranía está, siempre, la exterminación de lo distinto. Digámoslo así: al final de la tiranía siempre está la muerte Dacha y Auschwitz son el símbolo de la meta final de los tiranos: matar a los otros. El judío –convertido por los nazis no sólo en lo otro, sino en la negación de la patria y en la culpa de todas sus dolencias del pasado- será el habitante de los territorios de la muerte.

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5. Stalin y la muerte de los sueños

El despertar del comunismo soviético se postula para la igualdad de los hombres, para suprimir todas las injusticias, para pasar del estado de necesidad al estado de libertad, para abolir toda forma de explotación.

¿Por qué el despertar de octubre culmina en la pesadilla staliniana?

El peligro de toda revolución es instituir otro rostro de la injusticia, es degenerar en su contrario.

Es cierta que ésta es la dialéctica de la vida: lo que nace, nace para negarse , para devenir su contrario, morir y recuperarse en una nueva forma, acaso superior. Esto es muy hegeliano y el marxismo lo es.

Sin embargo, la síntesis final con que soñaba Marx no implicaba la pesadilla stalinista. Pero la contenía.

Hay un espléndido libro de Maurice Merleau-Ponty que se llama Humanismo y terror. Está escrito cuando las certezas de las atrocidades stalinistas eran tempranas y apenas comenzaba a pensar sobre ellas. Merleau-Ponty escribe:

“La tarea esencial del marxismo será pues buscar una violencia que se supere en el sentido del porvenir humano”.

O sea, hay una violencia que se justifica y es la que puede superarse a sí misma y llevar a los hombres a su humanización, a construir una sociedad más justa. Desde Robespierre y Saint-Just hasta, digamos, Ernesto Guevara, todo revolucionario ha incurrido en una justificación de la violencia si esta violencia se pone al servicio de la libertad de los hombres. Pero la violencia del marxismo le añade algo a la violencia jacobina: el proletariado.

“Marx –escribe Merlau-Ponty- cree haberla encontrado en la violencia proletaria, es decir, en el poder de esta clase de hombres que (...) son capaces de reconocerse los unos a los otros más allá de todas sus particularidades y crear una humanidad. La astucia, la mentira, la sangre derramada, la dictadura, se justifican si hacen posible el poder del proletariado, y en esa medida solamente”.

Stalin es el símbolo de este fracaso. La dictadura no hace posible el poder del proletariado –es decir, de la mayoría desposeída-, sino el poder de los dictadores.

La dialéctica entre dictadura y libertad nunca fue superada por la teoría política marxista y su irresolución es parte de las desdichas del siglo XX.

La dictadura no es el camino a la libertad. La tiranía no se supera con tiranía. La dictadura surge para consolidarse a sí misma. Cierra los caminos, no los abre. La ideología se torna dogma. La organización de masas se torna burocracia. El liderazgo se torna jefatura, se transforma en culto a la personalidad.

Asistimos, así, al impecable y trágico pasaje del despertar a la pesadilla. Se es lo que se quería ser. ¿Qué fue lo que posibilitó este pasaje?

Interpretando textos políticos de Marx (y también de Engels), Merleau-Ponty, escribía que la astucia, la mentira, la sangre derramada y la dictadura se justificaban si contribuían a la liberación del proletariado.

Pero no: no se justifican nunca. Hay aquí una reformulación de la dialéctica de medios y fines impuesta por las lecciones históricas del siglo XX. Un medio malo nunca conduce a un fin bueno. No es posible esclavizar a los hombres para liberarlos después.

Un texto de Friederich Engels, publicado en 1874, se ha convertido en un clásico teórico del autoritarismo. Engels discute con los socialistas antiautoritarios, quienes piden que –una vez triunfante la revolución social que todos anhelan- sea abolido el Estado.

Escribe Engels: “Los antiautoritarios exigen que el Estado político autoritario sea abolido de un plumazo, aun antes de haber sido destruidas las condiciones sociales que lo hicieron nacer. Exigen que el primer acto de la revolución social sea la abolición de la autoridad”. Y formula una pregunta decisiva: “¿No han visto nunca una revolución estos señores?”.

Cabe, aquí, preguntar qué es una revolución (lo que venimos llamando un despertar ideológico) y Engels tiene una respuesta:

“Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el medio por el cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles, bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay; y el partido victorioso, si no quiere haber luchado en vano, tiene que mantener este dominio por el terror que sus armas inspiran a los reaccionarios”.

De aquí el formidable título del formidable libro de Merleau-Ponty, Humanismo y terror. El despertar se realiza para liberar a los hombres, para establecer entre ellos relaciones más humanas, para humanizar la historia. Pero el despertar –al utilizar al terror como medio- conduce al terror como fin.

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6. El despertar del capitalismo de mercado y la historia como frustración

Montándose sobre el fracaso de los llamados socialismos reales (fracaso debido a una mala resolución de la dialéctica entre medios y fines), el neoliberalismo despierta jubilosamente a partir de la célebre y paradigmática caída del Muro de Berlín.

Sin embargo, a esta altura de los tiempos, el panorama es desolador. El mercado no es para todos. Ha despertado para pocos. Es una ideología restrictiva. Un sueño de la exclusión y el desamparo. La libertad es sólo la libertad del capital financiero. Un capital que planea por sobre las naciones –cuya desaparición, que implica la desaparición del Estado-nación, del Estado de Bienestar y de las identidades nacionales- festeja como un signo de progreso.

El tema que la historia nos plantea en este momento es el del fracaso.

Todo despertar parece haber surgido para instaurar una forma del fracaso. De este modo, el fracaso pareciera ser el ser de la historia.

La Revolución Francesa llevó al terror jacobino y a Napoleón. La Revolución Rusa llevó a Stalin y al Gulag. La sociedad de mercado lleva a la extrema pobreza, a la exclusión y la marginalidad de la mayoría de la población mundial.

Seré, aquí, si se me permite, un poco anecdótico y autorreferencial. Casi al comienzo del último año de la dictadura argentina (cuya pesadilla se había cobrado treinta mil vidas) publiqué una nota en la revista Superhumor (que no era una revista de humor, o no sólo eso, sino un mensuario político que enfrentaba al declinante pero siempre temible terror militar) y esa nota hablaba de un tema insoslayable en esos días, el del escepticismo.

Muchos pensaban que el terror retrocedía, que acaso se fuera, pero que inexorablemente –de una forma u otra- habría de volver. Porque el ser de la historia era el fracaso. Un par de años después recogí esa nota en un libro y al libro le puse su título: El mito del eterno fracaso.

Recordemos los tiempos: comenzaba nuestra democracia, había que luchar contra los profetas del fracaso. Empezaba el “despertar democrático” en la Argentina.

Cito: “Estos largos años de desdichas argentinas han engendrado a un personaje casi previsible: el escéptico. Al modo de los sofistas presocráticos, también él se considera un maestro de la sabiduría, y no es infrecuente que lo proclame. Se las sabe todas –dice- y ya nada ni nadie conseguirá su adhesión, y menos aún su entusiasmo. Ante un auditorio absorto y seducido –ya que nada seduce tanto como el fracaso, pues nos libera de culpas, responsabilidades y esfuerzos-, expone una concepción cíclica de la historia en la que cada fracaso es consecuencia de uno anterior y prefigura el que vendrá”. Cito este texto porque es, precisamente, de mayo de 1983, cuando el despertar de la democracia comenzaba a dibujarse en el horizonte. Hoy, ese escéptico de 1983, dirá:

El terror volvió. Yo lo dije. Dije que habría de volver de una forma u otra. Volvió de otra, pero volvió. A no es el terror de la espada militar. Pero es el terror del hambre, de la exclusión, de la desocupación, de la inseguridad, de la violencia delictiva. ¿O no es este terror el terror de hoy?

El escéptico insistirá:

El ser de la historia es el fracaso. Así como el terror militar expresó el fracaso de las luchas sociales y revolucionarias de la década del setenta, el terror de hoy expresa el fracaso de la democracia.

Vuelvo al lejano texto de 1983. Se encrespaba hacia el final. Era duro con los escépticos y los profetas del fracaso porque apostaba a la esperanza (una esperanza que esa alborada de la democracia argentina tornaba posible y necesaria) y decía:

“Aquí, si queremos, para fracasados servimos todos. Los jóvenes, los viejos, los que se quedaron y los que se fueron. Los jóvenes porque son jóvenes, porque se criaron bajo el Proceso, despolitizados, desmovilizados, contando con el rock como módica expresión de identidad. Los viejos porque son viejos y entonces, claro, ya nada pueden. Los que se quedaron porque el miedo los paralizó. Los que se fueron porque perdieron el país. Todos, es cierto, fracasamos. Pero, sin duda, hubo muchos que fracasaron más: los que murieron. Será por ellos, entonces, y también por nosotros, que habrá que seguir. Que habrá que creer. Que habrá que edificar, por ejemplo, una sociedad donde todas y cada una de esas muertes sean imposibles” (El mito del eterno fracaso, Legasa, p.112).

La pregunta es: ¿la hemos creado? ¿Hemos creado una sociedad que respeta la vida, una sociedad cuya estructura se organiza para impedir la frustración y la muerte?

Llevamos dieciséis años de democracia. Si la respuesta es negativa, la cuestión es grave. Porque todo despertar ideológico nace para morir alguna vez, pero no necesariamente para transformarse en su contracara, en su pesadilla. Sino para que otro despertar lo reemplace. Si nuestros días presentes transcurren en la modalidad de la tristeza, es porque sentimos que ese reemplazo –que no es imposible, ya que no hay leyes ni condenas en la historia-, hoy, todavía, se ve lejos.

Nota al pie:
Acaso luego de los sucesos populares de diciembre del 2001 y del verano del 2002 muchos vean cercano ese despertar o crean que ya se ha producido. Es posible. Las cosas que viven ocurriendo en nuestro país se parecen mucho a un “despertar”. Del modo que sea, hay que seguir trabajando fuertemente porque “despertar”, en la historia como en la vida, es despertar todos los días. Volveremos sobre estos temas en las Conclusiones.

[Extraído de Escritos imprudentes. Argentina, el horizonte y el abismo, Buenos Aires: Grupo Editorial Norma, 2002, 503-517]

Extraído de:
http://www.elortiba.org/feinmann.html
http://humanismochane.blogspot.com

viernes, diciembre 25, 2009

Reflexión humanista

HUMANISMO Y DESARROLLO SOCIAL

Por: Agustín Zepeda Jones

Si bien las expresiones humanas son muchas y variadas, como: amar y odiar, reír o llorar, el placer narcisista y la procreación, salvar vidas y asesinar, trabajar y descansar, acumular y despilfarrar, etc., sólo el desarrollo de los valores humanistas nos sitúa en la expresión más alta y digna que el ser humano ha sido y será capaz de alcanzar.

Dichos valores se expresan en los demás, por lo que es sustancial alcanzar el beneficio para el otro. De esa manera, y no sólo con la intención, alcanzan la satisfacción los humanistas.

Parte sustancial para el humanista es entonces la acción congruente consigo mismo (lo que tiene que ver con su autoestima y su autovaloración), a través de cómo sus acciones se proyectan de manera inherente y natural al respeto del derecho del otro; la justicia.

No hay otro mejor camino para la humanidad que no sea la equidad humanista; y no lo hay por dos razones vinculadas estrechamente: 1] Nosotros hemos trazado ese camino y 2] porque esta en la naturaleza de la conciencia.

Lo que no se proyecta en sentido humanista es absurdo. Es por la conciencia que el hombre alcanza su máxima realización, pero también por la ausencia de ella es que el hombre puede vivir en la más profunda oscuridad.

En la medida en que la humanidad avanza en el desarrollo de los derechos, más complejidad existe para que dichos derechos se cumplan en los hechos. Así pues, requerimos necesariamente de paciencia y comprender que si bien el transitar es lento, tampoco existe otra ruta en la que se pudiera avanzar. Las acciones que se oponen y detienen el tránsito del humanismo marcan un retroceso y/o un estancamiento pasajero ante lo inevitable, a no ser que una debacle mundial acabe antes con la especie humana.

No se puede concebir el estancamiento o el retroceso como un camino sin retorno, porque ello implicaría de entrada un suicidio filosófico. Pero sí, por otro lado, es lamentablemente previsible que será un andar pausado -como lo ha sido-, tortuoso, y hasta manchado de sangre.

Mientras ello ocurre, las partes en la discrepancia social se enfrentan insoslayablemente en un permanente conflicto: humanistas, en sus diversas formas de expresión y en sus trincheras de lucha política, frente los “conservadores pragmáticos”; el hombre que quiere el bien común contra el hombre que quiere el bien para sí; el hombre de equidad contra el hombre que proclama la competencia y la ley del más fuerte y del poder. El pragmático vive feliz en el poder, con sus conquistas personales, con sus propiedades. El humanista no puede del todo ser feliz: es acaso más una felicidad en la intermitencia, porque conoce, ve y palpa, la desigualdad, la inequidad de oportunidades y el ejercicio desigual de la ley.

La igualdad no está ni debe medirse en la estandarización de los individuos: cada uno tiene sus propios caminos para la realización; ni se trata de que la sociedad subsane los malos hábitos, o de que contravenga el valor creativo, o desmerite el valor del esfuerzo; sólo se trata de oportunidades y equidad auténticas, que alimenten las potencialidades y los valores humanistas.

De ahí la gran plataforma que constituye la educación. Educar desde el hogar, las escuelas, los medios masivos de comunicación, en la identidad universal de ser humano-humanista.

El hombre debe aspirar a la identidad de Ser Universal; ello lo saca del reduccionismo de las identidades parciales, refiriéndome a las identidades del estatus quo y a todo tipo de enajenación.

La evolución futura del humanismo debe necesariamente crear gobiernos humanistas. Las pugnas actuales entre los intereses monetarios de los que no sólo más tienen en el sentido llano, sino entre los que tienen descomunalmente (capitales que se concentran en un individuo o en un pequeño grupo de individuos en una nación en la que se mueren de hambre los pobres.) y los más desfavorecidos, deben darse no sólo para la distribución de la riqueza acumulada en oro, sino la riqueza del saber, del conocimiento, de la fuerza de la unión social con equidad y justicia. Lo otro, el alcance del disfrute de las ventajas de la modernidad, llegará en su momento.

Mientras tanto hoy, los que constituimos esta generación, debemos reflexionar en nuestro nivel de conciencia y de congruencia moral cuando tomamos decisiones que nos atañen a todos.

¿Lo hacemos por el bien de todos? Cuando votamos, cuando permitimos que nos manipulen sin que analicemos realmente lo que pretenden los interesados, cuando dejo mi basura en el zaguán del vecino, cuando asisto a clases sin que me interese algo más que el papel, cuando invado las banquetas, cuando acelero el automóvil, cuando no preparo las clases para mis alumnos, cuando les hago chapuza a mis socios, cuando engaño a mis clientes, ¿Estamos pensando en el bien del otro? ¿En el bien de todos?

Es la ley del trasgresor, que de una u otra manera es la ley del poder, de uno sobre el otro, como todos esos hechos que ocurren en los cotos de poder políticos, de cuyas acciones ni nos imaginamos, igual que aquél que hace valer su trasgresión a través de la corrupción, el asalto o la acción clandestina.

A los tecnócratas, a los que desmedidamente luchan porque se conserven viejos esquemas de dominación social del poder político, no los concibo en el esfuerzo intencionado de alcanzar un ideal de equidad social, lo que se dice social.

Si queremos entender el motivo de los conservadores, encontraremos que simple y sencillamente se trata de un primitivo “ego” o de un profundo miedo al cambio, aunque ello implique la intrascendencia de su pobre condición humana.

miércoles, diciembre 23, 2009

Algunos objetivos del humanismo

Objetivos del Humanismo

Una transformación tanto individual como colectiva, sólo podrá darse en la medida en que se vayan dominando los conceptos que involucran toda la teoría humanista junto al enfoque relacionado a la Unicidad o la No Dualidad, mientras que eso no ocurra, el anhelo de una sociedad más justa y más humana no podrá ser una realidad. En tal sentido de nada sirven las buenas intenciones de algunos mientras no se tenga claro, ¿quiénes somos y cómo funcionamos e interactuamos energéticamente en este inmenso universo? Por otra parte, para muchos no es un secreto que civilizaciones de la antigüedad pronosticaron, que para el año 2.012 se dará una apertura de conciencia colectiva, la cual implica el final de la maldad en el planeta pero, ¿qué conceptos, preceptos, doctrinas, axiomas, reglas, normas y deberes servirán de base para el inicio de ese nuevo período de vida? ¿De qué se trata? ¿Estamos preparados para entenderlo? ¿Qué tiene que ver el Humanismo? ¿Es que acaso no hemos sido verdaderos seres humanos? ¿Serán quizás los conceptos de lo que en realidad es el Humanismo, el secreto que faltaba por revelarse para poder dar explicación a todo lo que sucede? ¿En qué se relacionan las energías humanas, la ley de la conservación de la energía, la tercera ley de Newton y la ley de gravedad individual con la Nueva Tierra? ¿Será cierto que la mayoría de las religiones tendrán que cambiar sus dogmas y fundamentos para converger en una sola? ¿Qué ventajas tendrá este despertar en los avances científicos? ¿Qué incidencia tendrá en los gobiernos de todos los países?...

Por tales enigmas, los objetivos en la creación de esta página son:

- Realizar una Campaña de Concientización Mundial en el que se divulguen todos los conceptos hasta ahora no revelados relacionados al Humanismo y al Despertar de Conciencia de una manera científica, inteligente, razonable, lógica, coherente y creíble, sin caer en el fanatismo ni en las falsas expectativas.
- Divulgar los conceptos lógicos y coherentes que definen la unidad en todo lo creado, los cuales pasarán a ser parte de los basamentos y creencias que guíen el día a día, lo que traerá como consecuencia primero la disminución y más adelante, la extinción de todos los problemas individuales, sociales y mundiales en los años venideros.
- Incentivar la investigación sobre la búsqueda de otras explicaciones más lógicas relacionadas al motivo de la existencia humana, tanto a nivel individual como en los institutos educativos y en aquellos profesionales dedicados al área de la conducta humana.
- Incentivar la transformación individual como base de la transformación colectiva.
- Motivar la elaboración de proyectos aplicables y verdaderamente humanistas para una transformación colectiva.
- Servir de base para la elaboración de nuevos diseños curriculares en todos los niveles educativos, en los que el desarrollo de la humanidad inherente sea el objetivo principal, lo que lleva implícito el bien para sí mismo, para la sociedad, el país y el mundo.
- Servir de base para la elaboración de
programas educativos en las escuelas e institutos que fomenten la activación de las energías relacionadas con la masculinidad y la feminidad.
- Servir de base para revisar, transformar y cambiar los conceptos de las palabras que denotan un valor humano y la forma en que son activados en el individuo.
- Servir de base para justificar y conceptualizar las razones energéticas por las cuales debe darse una urgente estabilidad en las familias.
- Servir de base para fomentar la responsabilidad que se deriva en el desempeño de los diferentes roles como miembro de una familia, erradicando con ello
la promiscuidad, el adulterio, la paternidad irresponsable, el abandono de los ancianos y de los incapacitados,...
- Servir de apoyo para la elaboración de proyectos educativos que informen a la ciudadanía en general sobre las consecuencia energéticas eternas de una conducta violenta, delictiva y corrupta, además de la drogadicción, el alcoholismo y demás vicios.
- Incentivar la elaboración de nuevos enfoques de trabajo y de ayuda para la reinserción de todas aquellas personas que por alguna razón se encuentren pagando alguna condena.
- Divulgar los conceptos que anulan la creencia, de que las cadenas perpetuas y las sentencias a muerte son las únicas salidas para "deshacerse" de aquellos que han desviado sus conductas.
- Motivar las futuras investigaciones que se relacionen al estudio de la tergiversación energética como motivo principal del padecimiento de las enfermedades.

- Servir de base para la elaboración de los programas educativos para las diferentes carreras universitarias.
- Servir de base para la elaboración de nuevas terapias que permitan la recuperación de aquellas personas diagnosticadas como locos y esquizofrénicos.
- Servir de fundamento para la elaboración de programas y comerciales para la televisión y la radio que estimulen el accionar humano en la sociedad, teniendo siempre en cuenta que los medios de comunicación tienen que ser más cuidadosos en la difusión de sus mensajes por la responsabilidad energética implícita en el contenido de los mismos.
- Motivar la servicialidad y el desapego como los únicos incentivos en la activación de las energías que conllevan a la liberación energética, invitando con ello a las comunidades para la práctica continua de la servicialidad con sus congéneres como la mejor estrategia para activar las energías humanas inherentes y a la vez para transformar todas aquellas tergiversadas, distorsionadas y desvirtuadas que se han ido heredando vida tras vida.
- Divulgar las razones energéticas por las cuales todo ser humano es un ciudadano del mundo.
- Divulgar el concepto que encierra el nacionalismo energético.
- Servir de base para fomentar la responsabilidad que se deriva en el desempeño de los diferentes roles como ciudadano de un país.
- Divulgar el motivo por el cual el daño a la naturaleza, las catástrofes y el calentamiento global son tergiversaciones energéticas colectivas que sólo pueden ser corregidas a través de un cambio de conducta consciente.
- Servir de base para la elaboración de nuevos esquemas para el trabajo vinculado con la difusión energética a través de una buena gestión gubernamental en un país.
- Servir de base para la elaboración de nuevos programas de gobierno enmarcados en la igualdad, la equidad, la justicia, la tolerancia y la participación colectiva.
Ver: http://humanismochane.blogspot.com