viernes, diciembre 11, 2009

Ricos, pobres y la guerra

Paradojas bélicas





Nuestro planeta está lleno de paradojas. Por ejemplo, quienes fabrican las armas en el mundo son los países más ricos y quienes las compran, son los más pobres. Es un orden extraño porque... ¿para qué las compran? Para defenderse de sus vecinos, que son generalmente tan pobres como ellos. Otro fenómeno aún más sorprendente es que los países productores de armas son los mismos que conforman el Consejo de Seguridad de la ONU y gracias a esa posición de poder pueden administrar las guerras y con ello el mercado de las armas. De manera que tienen al toro bien agarrado, por los cachos y por la cola. Bonito ¿no?

No es difícil darse cuenta de que estas maniobras corresponden a nuevas formas de colonialismo que han inventado los fuertes para expoliar a los débiles, como siempre ha sucedido por lo demás. España, Portugal y toda Europa basaron su progreso posterior en las riquezas que se robaron a sangre y fuego de América Latina. Después volvieron a hacer lo mismo durante el siglo XIX, en Oriente y África. Estados Unidos lo ha hecho habitualmente con nosotros. La única diferencia es que ahora han diseñado formas más inteligentes, que no usan la coacción directa sino que por el contrario, cuentan con el beneplácito de los expoliados. Si antes se entregaba el oro a cambio de cuentas de vidrio y otras menudencias sin valor, ahora entregamos nuestros recursos a cambio de armamento sofisticado pero que tampoco sirve para nada. ¿O alguien ha visto alguna guerra por estos lados en los últimos 150 años?
Es que es armamento “disuasivo” te dicen y gracias a que lo tienes, no hay guerras. Es el argumento más idiota que he oído. Si nadie tuviese armas, tampoco las habría, con la “pequeña” diferencia de que los monstruosos recursos que gastamos en comprarlas, quedarían en nuestros países haciéndolos progresar. En cambio hoy, la ambición de nuestros gobernantes, muchos de los cuáles ganan comisiones millonarias fruto de estos intercambios, y también la ceguera de los pueblos, sigue manteniendo a vastas regiones del globo atrasadas porque despilfarran sus enormes posibilidades materiales en cosas tan inútiles como las armas.

Pero ahora no podemos decir que nos han obligado. Hemos consentido alegremente haciéndole el juego a los buitres de la guerra a costa de nuestro bienestar. Es lo mismo que pasa con la droga: el problema no está en los productores sino que en los consumidores, que insisten en autodestruirse y con ello enriquecen a una manga de inescrupulosos. Somos nosotros quienes debemos tomar conciencia de esta situación para cambiarla y ello empieza por no seguir repitiendo argumentos que otros han elaborado interesadamente y que hacemos nuestros sin ninguna revisión crítica.
El humanismo internacional, representado por la organización Mundo sin Guerras lanzó una iniciativa llamada Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia. Se trata de un evento mundial que está recorriendo un gran número de países, despertando en ellos conciencia entre su gente de rechazo total a las guerras y la violencia en general. Esa Marcha llega a Chile en los próximos día para abordar el último tramo, que termina en un lugar llamado Punta de Vacas, ubicado en la frontera entre Chile y Argentina. Los invito a sumarse a las distintas actividades que se realizarán en nuestro país para recibir a los marchantes, demostrando con ello que no compartimos la lógica bélica de los poderosos y que creemos en la hermandad entre los pueblos, que avanzan hacia una Nación Humana Universal.

Si desaparece la guerra y la violencia del mundo, este ideal que parece tan lejano puede alcanzarse muy pronto.

Más información de la Marcha Mundial en link lado izquierdo o www.marchamundial.org

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