CULTURA | Fallece a los 96 años
Las enseñanzas del 'humanista de la economía'
"Estamos viviendo en pleno ocaso del mundo en que vivieron nuestros padres", escribió José Luis Sampedro hace apenas dos años. Una frase que resumía el espíritu de 'Reacciona' (un libro editado a la carrera aprovechando el nacimiento del movimiento indignado) y el terremoto que hace unos años empezó a llevarse por delante el viejo 'Nuevo Orden Mundial'.
En aquella ocasión compartía páginas con Federico Mayor Zaragoza y Rosa María Artal, entre otros. Pero los focos se habían vuelto hacia él unos meses antes, en 2010, cuando redactó el prólogo de '¡Indignaos!', de Stéphane Hessel. Dos nonagenarios que miraron a los jóvenes a la cara y los exhortaron a tomar las riendas: "El sistema reclama un cambio profundo que los jóvenes entienden y deberán acometer mejor que los mayores atrapados aún en el pasado".
Estas son algunas de las enseñanzas que Sampedro ha legado en estos y otros textos. Sus "verdades bajo la alfombra":
La 'sociedad de mercado'
"Más que en la economía de mercado vivimos en una sociedad de mercado, donde todo tiene su precio en vez de considerarse su valor. El sistema, como expresó tajantemente Marx, lo convierte todo en mercancía. Ejemplo de ello es la corrupción generalizada que, en definitiva, significa que hasta los hombres mismos se ofrecen en venta a otros dispuestos a comprarlos. Y lo que es peor, ese tráfico ya ni siquiera escandaliza, se toma como algo natural, sin repercusión electoral alguna".
Lo llaman democracia
"Es verdad que el pueblo vota y eso sirve para etiquetar el sistema, falsamente, como democrático, pero la mayoría acude a las urnas o se abstiene sin la previa información objetiva y la consiguiente reflexión crítica. Esos votos condicionados por la presión mediática y las campañas electorales sirven al poder dominante para dar la impresión de que se somete a la voluntad popular expresada en libertad en las urnas".
"[...]El peligro totalitario en sus múltiples variantes no ha desaparecido. Ni en aspectos tan burdos como los campos de concentración (Guantánamo, Abu Ghraib), muros, vallas, ataques preventivos y 'lucha contra el terrorismo' en lugares geoestratégicos, ni en otros mucho más sofisticados como la mal llamada 'globalización financiera'".
Los culpables de la crisis
"La primera respuesta que se me ocurre es que los actuantes en la crisis (desde el Gobierno hasta el que pide el crédito y el desempleado), todos somos piezas de algo mucho más complejo que es nuestra sociedad, nuestro sistema de vida, nuestra cultura europea. [...] Es una falacia hablar de crisis financiera únicamente. La crisis es política. La crisis es del sistema de vida occidental".
No exculpa al sistema bancario, ni mucho menos: "La crisis, —en principio un problema económico,— nace de una dominación política (gobiernos sumisos al poder financiero) en la que influye el problema social de los votantes condicionados por la propaganda. En esta terna, sin duda, el poder del dinero es el más fuerte".
La decadencia de Europa
"Aquí no hay guerra, no hay ocupación. Esto es Europa, cuna de culturas. Pero ¿de verdad estamos en una democracia? ¿De verdad bajo ese nombre gobiernan los pueblos de muchos países? ¿O hace tiempo que se ha evolucionado de otro modo?".
"Europa está, pero ya no es. Ni siquiera es el 'pequeño cabo de Asia', como la definiera hace un siglo Paul Valéry. Europa está en coma, como así lo demuestra su apatía ante los grandes problemas".
"La Unión Europea, necesitada de inmigrantes, los recibe imponiéndoles vejaciones inhumanas; mira para otro lado ante problemas como el permanente acoso de Israel a Palestina y es cómplice de dictaduras que convienen a sus intereses económicos, anteponiéndolos a la defensa de los Derechos Humanos".
El progreso, ¿positivo o negativo?
"Si bien el celebrado progreso ha mejorado las condiciones de vida de parte de la humanidad, ha influido muy poco en el perfeccionamiento de los individuos. Por un lado el logro de prodigiosas creaciones, y por otro, la creciente sucesión de guerras y luchas fratricidas por el poder y la riqueza, por la pasión de dominar. En suma, diez en técnica y cero en humanismo".
"A los dirigentes de Occidente no les interesa comprender que los destrozos irreparables de la Naturaleza han comenzado ya. Ni siquiera respetan las normas de las instituciones creadas por ellos mismos (como la ONU, nacida para mantener la paz)".
Y al final, el cambio
"El ocaso no es el fin de la historia, sino el del sistema. Porque el mundo sigue adelante. La barbarie no es destrucción sino una mutación, una fase violenta del cambio"