sábado, septiembre 19, 2009

Democracia participativa y humanismo

La Iniciativa Cultural para una Democracia Participativa, patrocinadora de estas páginas de la WEB, rechaza formalmente las denominaciones izquierda, centro y derecha como carentes de significado en el estudio o el análisis de los problemas sociales y de las políticas del Estado. Esos son términos que confunden el debate político y sólo sirven como convenientes etiquetas para el discurso demagógico y la acusación peyorativa. El ciudadano común y el político se manifiestan con sus hechos como amantes de la democracia o como sus enemigos. Como tales, ya bien se mostrarán dispuestos a enfrentar los problemas y promover las políticas como un esfuerzo común compartido por todos bajo un régimen promotor de los derechos humanos, o justificarán sus esfuerzos autoritarios, por el contrario, como una gesta mesiánica que deben imponer por todos los medios a su alcance "para bien del pueblo".

El pensamiento político es un amplio arcoiris que abarca desde los comunistas y socialistas, por una parte, hasta los conservadores y anarquistas o libertarios, por la otra, con una gran diversidad de matices en el centro. Los ciudadanos que favorezcan cualquiera de estas filosofías políticas demostrarán ser amantes de la democracia con su respeto a los derechos de los demás y sus esfuerzos para promover un consenso nacional basado en las leyes y el orden. En el otro extremo, los regímenes enemigos de la democracia podrán utilizar para sus propios fines cualquiera de estos matices del arcoiris político como una pantalla que oculte sus verdaderos propósitos de poder con el fin de preservarlo indefinidamente a cualquier costo.

Por consiguiente, la autenticidad de una democracia no depende de la izquierda, el centro o la derecha, de los comunistas, los libertarios o cualesquiera otros, sino del respeto a los derechos inalienables de los demás bajo un régimen que se ajuste a la ley para aplicar la justicia. Su progreso se calculará a su vez por la medida de descentralización del gobierno en aplicación del principio de subsidiariedad.

La Democracia Participativa emerge del orden social y político como un paso más de la sociedad que trasciende el mecanismo de la Democracia Representativa. Podemos concebir a una democracia participativa auténtica cuando ha aprendido a manejar esos mecanismos de representación como un agente interactivo de participación ciudadana en el proceso de tomar decisiones. El principio de subsidiariedad se aplica así a todo progreso real que logre la democracia representativa hacia las metas de descentralización y participación.

Actualizado ( Lunes, 27 de Julio de 2009 10:05 )

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