Un poco de historia: El aislamiento de Santa Cruz
Comparto con ustedes un pasaje muy interesante de nuestra historia:
Los kilómetros construidos por la Bolivian Railway Company fueron mil ochocientos y en ellos se gastaron los dos millones de libras entregados por Chile y los cuatro millones de libras que la compañía constructora había depositado como capital. Además, Bolivia hipotecó los ferrocarriles en otros cuatro millones de libras a compañías norteamericanas. Por estos motivos fué materialmente imposible construir el ferrocarril de Cochabamba a Santa Cruz.
Sin embargo, los cruceños no perdieron la esperanza de construir el tan anhelado ferrocarril. Para ello se presentaren leyes destinadas a aumentar los impuestos a las industrias cruceñas y con ellos hacer un fondo, intocable por gobierno, que sirviera de base para reunir los diez millones de libras que se necesitaban para la construcción del ferrocarril.
Desde el año 1917 al 1921 Santa Cruz de la Sierra pagó impuestos hasta la suma de doce millones de pesos bolivianos, o sea, un millón de libras; pero cuando se pensó disponer de ese dinero para gestionar un empréstito y emprender la construcción del ferrocarril, se descubrió que el gobierno boliviano había invertido esos fondos intocables en otros destinos y que sólo se prometía a Santa Cruz la construcción de una carretera que la uniese a Cochabamba.
Estos hechos dieron origen en Santa Cruz a la llamada semana roja.
El día 25 de mayo de 1921 hubo en Santo Cruz una manifestación pública de protesta que se repitió el 29 con mayor efervescencia; pero los sucesos más graves tuvieron lugar los días 5 y 6 de junio en que hubo nuevas manifestaciones de estudiantes y se censuró duramente, en el mismo Concejo Municipal, la política desarrollada por el gobierno. El concejal suplente, Doctor Carmelo Ortíz Taborga, propuso “que en vista de que los representantes cruceños no han tenido el valor necesario para rechazar las ofensas inferidas a Santa Cruz, el H.. Concejo, a nombre del pueblo, les retira su confianza y les pide su renuncia”.
Aprobada y apoyada en parte la moción del Concejal Ortíz Taborga, el pueblo desfiló por las calles en manifestación y echó a vuelo las campanas de las iglesias. El revuelo de las campanas alarmó al prefecto, quien ordenó dispersar la multitud a balazos. El 7 de junio hubo nuevas huelgas estudiantiles, que fueron duramente reprimidas. Por fin el Concejo Municipal, reunido en pleno, presentó al prefecto, para que lo transmitiera telegráficamente al gobierno de Bolivia, el pliego de conclusiones aprobadas por los concejales. Eran estas: Derogatoria de la ley de la carretera; mantenimiento de la ley del ferrocarril; devolución de los fondos malversados; depósito seguro de los mismos en un Banco; convocatoria inmediata a propuestos, y solicitar la renuncia del Rector de la Universidad de Santa Cruz.
En conclusión, todos los ferrocarriles construidos por el estado Boliviano jamás llegaron a Santa Cruz y además los centralistas nos deben dinero...
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