Historia de Kandire, amazónico platense,como sustento empírico de la proyección del Humanismo Superior. Otros aportes del humanismo.
martes, octubre 15, 2013
martes, mayo 14, 2013
CUBA SOÑADA-CUBA POSIBLE-CUBA FUTURA: PROPUESTAS PARA NUESTRO PORVENIR INMEDIATO
Un grupo de activistas laicos e intelectuales cubanos ha lanzado
una propuesta para realizar elecciones directas libres en el país, con la
opción popular de revocar todos los mandatos a través de un referendo o
plesbicito en todos los ámbitos de la vida nacional.
El
documento titulado "Cuba soñada-Cuba posible-Cuba futura: propuestas para
nuestro porvenir inmediato", contiene 23 puntos que apuntan a
transformaciones vitales del acontecer político, económico y social del país.
La
petición reclama la búsqueda de vías eficaces para garantizar la participación
equilibrada de la diáspora cubana en la vida del país, y considera
imprescindible garantizar la transparencia de la gestión pública, así como el
acceso masivo y participativo a internet.
De
hecho, numerosos cambios propuestos ameritarían cambios constiotucionales y/o
supresión de decretos legales vigentes.
El
documento fue elaborado por el proyecto Laboratorio Casa Cuba y apareció
publicado en la revista Espacio
Laical, adscrita a la Arquidiócesis de La
Habana. El documento fue elaborado durante más de un año por Julio César Guanche, Roberto Veiga,
Dmitri Prieto, Miriam Herrera, Julio Antonio Fernández, Mario Castillo y Lenier
González Mederos. La propuesta está a debate en la internet.
LABORATORIO
CASA CUBA
CUBA
SOÑADA-CUBA POSIBLE-CUBA FUTURA: PROPUESTAS PARA NUESTRO PORVENIR INMEDIATO
La soberanía de la Patria no es
más que el ejercicio irrestricto de todos los derechos de la dignidad
humana en todo el territorio de nuestro país por todos los cubanos.
Cuba vive un cambio de época. Ello nos impone el apremio de velar por la soberanía de nuestra Patria. Preocupados por el presente y por el futuro, deseamos formular propuestas para ser estudiadas y debatidas públicamente, acerca de cómo podría desarrollarse, junto al proceso de actualización económica, la debida renovación del orden social cubano.
Quienes integramos el Laboratorio Casa Cuba, de procedencias ideológicas disímiles, partimos de un consenso en torno a cinco pilares que juzgamos cruciales e irrenunciables de cara al presente y el futuro de Cuba: abogamos por la realización de la dignidad humana, que se concreta mediante el ejercicio no-violento de la libertad, la igualdad y la hermandad, por la socialización de la riqueza espiritual y material que seamos capaces de crear, por la consecución de una democracia plena, por la búsqueda de la mayor estabilidad en este proceso de cambios, y por el resuelto rechazo a la intromisión de poderes extranjeros en los asuntos de Cuba.
Al proponer (nunca imponer) una definición mínima de República y algunos posibles instrumentos para realizarla, no deseamos promover agendas particulares, sino que cubanas y cubanos, con opiniones y creencias diferentes, entre todos contribuyamos a concretar, ampliar y profundizar estos criterios, que aspiramos a que sean la base de nuestra convivencia en un futuro próximo.
República:
Un orden público con un universo de actitudes, compromisos y reglas que garantizan a cada ser humano el disfrute de todas las capacidades necesarias para desempeñar su cuota de soberanía. El ejercicio de la soberanía ciudadana, que requiere un orden democrático, ha de tener como base las virtudes humanas, como medio principal el apoyo mutuo, y como meta la edificación de la justicia.
Instrumentos para afianzar la República en la Cuba de hoy y de mañana:
I. Garantizar el disfrute de los derechos civiles, familiares, políticos, culturales, sociales, laborales y económicos.
II. Implementar mecanismos eficaces para que todo ciudadano pueda disfrutar equitativamente de esos derechos, y para empoderar a los sectores desfavorecidos.
III. Asegurar el derecho a una información universal que sea libre y diversa, amplia y profunda, interactiva y crítica, sin censura ni monopolización. En particular, es imprescindible garantizar la transparencia de la gestión pública y el acceso masivo y participativo a Internet.
IV. Garantizar a la multiplicidad social y política de la nación el derecho de escoger diversas formas para auto-organizarse con el propósito de promover sus metas, influir en la opinión y en la acción de la sociedad, así como participar en la gestión pública.
V. Que creyentes y practicantes de las diversas religiones, espiritualidades y cosmovisiones existentes en Cuba, puedan promover y sentir públicamente respetadas sus identidades, y auto-organizarse en comunidades con personalidad jurídica propia.
VI. Establecer diversos dispositivos para que la ciudadanía pueda controlar activamente el cumplimiento de la Constitución de la República, así como el desempeño de todas las instituciones oficiales.
VII. Procurar la mayor autonomía posible del desempeño de las instancias locales, entendidas como espacios comunitarios, con recursos y capacidades de decisión sobre estos, para el ejercicio del protagonismo solidario y la soberanía ciudadana.
VIII. Cuando un problema pueda resolverse en las bases -ámbito local, asociativo o de colectivo laboral-, las instancias superiores no deberán intervenir en su solución; las comunidades, asociaciones, empresas y colectivos de trabajadores han de tener la posibilidad de cooperar libremente entre sí para solucionar conjuntamente sus problemas.
IX. Derogar todas las normas que establecen discriminaciones entre ciudadanos según sus territorios de origen o residencia –incluyendo las que privilegian a extranjeros por sobre los cubanos-, así como las que proveen la posibilidad de sanciones penales para quienes no cometieron actos criminales (peligrosidad predelictiva: el “estado peligroso” y las “medidas de seguridad predelictiva”).
X. Instaurar mecanismos de control mutuo entre las diversas funciones públicas. Separar las funciones legislativa, ejecutiva, judicial y electoral, así como perfilar la cooperación que debe existir entre las mismas.
XI. Cada contribuyente debe poder participar en la elaboración y aprobación del destino de los fondos que ingresa al erario público, así como exigir responsabilidades sobre su uso en propósitos sociales bien definidos.
XII. Elegir todos los cargos públicos representativos, por medio de elecciones directas, libres, secretas, periódicas y competitivas, entre candidatos nominados directamente por la ciudadanía.
XIII. También deberían ser electos siguiendo las reglas anteriores los máximos cargos ejecutivos de la República y de cada localidad.
XIV. Limitar a dos periodos la permanencia en los cargos ejecutivos de elección popular, y establecer límites de edad para tales funciones, así como determinar la incompatibilidad de cargos a ser ejercidos por una misma persona.
XV. Hacer efectiva la rendición de cuenta -periódica, pública e interactiva- de todos los funcionarios públicos.
XVI. Garantizar la realización del derecho del pueblo a revocar todos los mandatos.
XVII. Hacer el mayor uso posible del referéndum y del plebiscito, en todos los ámbitos y dimensiones.
XVIII. Asegurar eficazmente el derecho al trabajo y las garantías laborales; así como las libertades económicas necesarias, y subordinar la ejecutoria económica a compromisos sociales y ambientales.
XIX. Mantener, como derecho, el acceso universal y gratuito a la salud, mediante diversas formas sociales de organización, así como lograr una remuneración justa que esté a la altura de tal desempeño profesional.
XX. Garantizar el acceso universal y personalizado a una educación integral y democrática, humanista y diversa, con una remuneración justa para sus profesionales y un involucramiento activo de maestros, estudiantes, familiares y comunidades en la gestión de los planteles y la definición de los programas de estudio; así como a un desarrollo cultural libre y responsable.
XXI. Autonomía universitaria y académica, con libertad de cátedra y de investigación, y una participación activa de todos sus actores.
XXII. Asegurar vías eficaces para garantizar la participación equilibrada de la diáspora cubana en la vida del país.
XXIII. Todo el quehacer social debe cumplir los principios de legalidad, justicia y supremacía constitucional. Los preceptos constitucionales deben ser elaborados y aprobados con la participación protagónica del pueblo.
Sumamos nuestro modesto afán a los esfuerzos inolvidables de quienes han peleado y laborado por el triunfo del amor en nuestra tierra, a cuyas voces -un coro plural y diverso- unimos las nuestras, en común contraseña redentora.
Sus comentarios, análisis y propuestas pueden ser enviados a la siguiente dirección electrónica: labcasacuba@gmail.com
miércoles, mayo 08, 2013
miércoles, mayo 01, 2013
Justicia indígena
La renovación de la justicia indígena en tiempos de derechos: etnicidad, género y diversidad1
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María Teresa Sierra2
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María Teresa Sierra2
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miércoles, abril 10, 2013
Las enseñanzas del 'humanista de la economía'
Homenaje al "Humanista de la Economía"
CULTURA | Fallece a los 96 años
Las enseñanzas del 'humanista de la economía'
El economista, humanista y literato José Luis Sampedro. | Alberto Cuéllar
EL MUNDO.es | Madrid
Actualizado martes 09/04/2013 17:17 horas
"Estamos viviendo en pleno ocaso del mundo en que vivieron nuestros padres", escribió José Luis Sampedro hace apenas dos años. Una frase que resumía el espíritu de 'Reacciona' (un libro editado a la carrera aprovechando el nacimiento del movimiento indignado) y el terremoto que hace unos años empezó a llevarse por delante el viejo 'Nuevo Orden Mundial'.
En aquella ocasión compartía páginas con Federico Mayor Zaragoza y Rosa María Artal, entre otros. Pero los focos se habían vuelto hacia él unos meses antes, en 2010, cuando redactó el prólogo de '¡Indignaos!', de Stéphane Hessel. Dos nonagenarios que miraron a los jóvenes a la cara y los exhortaron a tomar las riendas: "El sistema reclama un cambio profundo que los jóvenes entienden y deberán acometer mejor que los mayores atrapados aún en el pasado".
Estas son algunas de las enseñanzas que Sampedro ha legado en estos y otros textos. Sus "verdades bajo la alfombra":
La 'sociedad de mercado'
"Más que en la economía de mercado vivimos en una sociedad de mercado, donde todo tiene su precio en vez de considerarse su valor. El sistema, como expresó tajantemente Marx, lo convierte todo en mercancía. Ejemplo de ello es la corrupción generalizada que, en definitiva, significa que hasta los hombres mismos se ofrecen en venta a otros dispuestos a comprarlos. Y lo que es peor, ese tráfico ya ni siquiera escandaliza, se toma como algo natural, sin repercusión electoral alguna".
Lo llaman democracia
"Es verdad que el pueblo vota y eso sirve para etiquetar el sistema, falsamente, como democrático, pero la mayoría acude a las urnas o se abstiene sin la previa información objetiva y la consiguiente reflexión crítica. Esos votos condicionados por la presión mediática y las campañas electorales sirven al poder dominante para dar la impresión de que se somete a la voluntad popular expresada en libertad en las urnas".
"[...]El peligro totalitario en sus múltiples variantes no ha desaparecido. Ni en aspectos tan burdos como los campos de concentración (Guantánamo, Abu Ghraib), muros, vallas, ataques preventivos y 'lucha contra el terrorismo' en lugares geoestratégicos, ni en otros mucho más sofisticados como la mal llamada 'globalización financiera'".
Los culpables de la crisis
"La primera respuesta que se me ocurre es que los actuantes en la crisis (desde el Gobierno hasta el que pide el crédito y el desempleado), todos somos piezas de algo mucho más complejo que es nuestra sociedad, nuestro sistema de vida, nuestra cultura europea. [...] Es una falacia hablar de crisis financiera únicamente. La crisis es política. La crisis es del sistema de vida occidental".
No exculpa al sistema bancario, ni mucho menos: "La crisis, —en principio un problema económico,— nace de una dominación política (gobiernos sumisos al poder financiero) en la que influye el problema social de los votantes condicionados por la propaganda. En esta terna, sin duda, el poder del dinero es el más fuerte".
La decadencia de Europa
"Aquí no hay guerra, no hay ocupación. Esto es Europa, cuna de culturas. Pero ¿de verdad estamos en una democracia? ¿De verdad bajo ese nombre gobiernan los pueblos de muchos países? ¿O hace tiempo que se ha evolucionado de otro modo?".
"Europa está, pero ya no es. Ni siquiera es el 'pequeño cabo de Asia', como la definiera hace un siglo Paul Valéry. Europa está en coma, como así lo demuestra su apatía ante los grandes problemas".
"La Unión Europea, necesitada de inmigrantes, los recibe imponiéndoles vejaciones inhumanas; mira para otro lado ante problemas como el permanente acoso de Israel a Palestina y es cómplice de dictaduras que convienen a sus intereses económicos, anteponiéndolos a la defensa de los Derechos Humanos".
El progreso, ¿positivo o negativo?
"Si bien el celebrado progreso ha mejorado las condiciones de vida de parte de la humanidad, ha influido muy poco en el perfeccionamiento de los individuos. Por un lado el logro de prodigiosas creaciones, y por otro, la creciente sucesión de guerras y luchas fratricidas por el poder y la riqueza, por la pasión de dominar. En suma, diez en técnica y cero en humanismo".
"A los dirigentes de Occidente no les interesa comprender que los destrozos irreparables de la Naturaleza han comenzado ya. Ni siquiera respetan las normas de las instituciones creadas por ellos mismos (como la ONU, nacida para mantener la paz)".
Y al final, el cambio
"El ocaso no es el fin de la historia, sino el del sistema. Porque el mundo sigue adelante. La barbarie no es destrucción sino una mutación, una fase violenta del cambio"
martes, marzo 12, 2013
Amor líquido
Amor líquido
. . . la muerte a un solo ser humano no es ni puede ser “un precio que valga la pena pagar”, nos dice Z. Bauman y continúa, los otros valores solamente son valores en cuanto sirven a la dignidad humana y promueven su causa. Muestra la búsqueda de una vida sin lograr su objetivo, pero muestra que vale la pena el intento. No logra entender que el origen del problema está en el poder, en la necesidad de la apropiación de los beneficios, al individuo y al conjunto de la población, esto es en el Humanismo Superior.
. . . la muerte a un solo ser humano no es ni puede ser “un precio que valga la pena pagar”, nos dice Z. Bauman y continúa, los otros valores solamente son valores en cuanto sirven a la dignidad humana y promueven su causa. Muestra la búsqueda de una vida sin lograr su objetivo, pero muestra que vale la pena el intento. No logra entender que el origen del problema está en el poder, en la necesidad de la apropiación de los beneficios, al individuo y al conjunto de la población, esto es en el Humanismo Superior.
martes, febrero 19, 2013
LA PROFESIÓN MILITAR : UN ABSURDO
Marcelo Colussi
"Tomamos las armas para abrir paso a un mundo en el que ya no sean necesarios los ejércitos".
Subcomandante Marcos
Está claro: Un zapatero arregla zapatos, una enfermera cuida de los enfermos, una azafata atiende a los pasajeros en vuelo y un músico alegra el espíritu con la música. ¿Cuál es la función específica de un militar? Matar. Un militar se prepara para la guerra, para eliminar enemigos: su oficio, lisa y llanamente es matar gente, matar otros seres humanos. Más aún: se llega al absurdo patético que cuantos más seres humanos mata, mejor profesional es. Se le premia por eso, se le condecora, se le nombra "héroe de la patria". ¿Cómo se ha llegado a tamaña irracionalidad?
Todos los oficios aportan un beneficio social: producen bienes y/o servicios que facilitan la vida, la mejoran, elevan su calidad. ¿Qué aporta un militar? ¿Quién se beneficia con el matar? Seguramente alguien, por eso existe la profesión. Las mayorías populares, no. Se podrá decir que están para "defender a la patria". ¿Podemos hoy día siquiera decirlo con un mínimo de seriedad eso? ¿Qué patria? Incluso el capitalismo globalizado actual ya está prescindiendo de la vieja idea de Estado-nación, simplemente porque no la necesita. ¿Quién se beneficia entonces de las guerras, del acto de aniquilar a otros?
Los militares, a los que nadie llama "asesinos", no son un caso patológico, una pústula social peligrosa, un tumor del cual el colectivo deba defenderse como sí debe hacerlo, por ejemplo, de un homicida psicópata, de un violador, de un desequilibrado que empieza a disparar a diestra y siniestra sin razón. Por el contrario, constituyen una corporación profesional reputada, bien pagada, de la que ninguna sociedad pareciera querer prescindir. Más aún: el ámbito humano donde más se investiga, donde más se invierte, que produce las más fabulosas ganancias en términos empresariales y que tiene la mayor cuota de influencia política es, nada más y nada menos, el que tiene que ver con lo militar, con la guerra, con la muerte. ¿Somos patéticamente absurdos los seres humanos en tanto especie?
Cualquier oficio, actividad o profesión brinda un aporte a la comunidad, y si falta se produce un vacío, se deja de recibir una prestación que viene a llenar alguna necesidad. Si faltan los zapateros, ¿quién haría o repararía los zapatos? Si no hubiera más enfermeras, ¿quién mantendría los sistemas de salud con su trabajo silencioso del día a día? ¿Qué pasaría si faltaran los basureros? Las montañas de basura nos taparían. Pero, si faltan los militares, ¿alguien se perjudica? Seguramente no la mayoría.
Esto es: la "raza" militar cumple una actividad que tiene como objetivo matar semejantes, no produce ningún bien de utilidad pública, podría desaparecer sin afectar a nadie. La pretendida "defensa de la patria" no da de comer a los ciudadanos de a pie. A no ser que estemos de acuerdo con que su oficio llena una sentida necesidad como los zapateros, las enfermeras o los basureros; pero, en realidad, no es el caso. Hasta incluso podríamos abrir la pregunta en torno a la necesidad de la así llamada profesión "más vieja del mundo": ¿podrá haber sociedades sin trabajadoras sexuales? Interrogante de difícil respuesta seguramente. Pero el arte de matar, que ya está tan "normalizado" que no llama la atención, abre preguntas más complejas aún. ¿Para qué está entonces el cuerpo castrense? ¿Qué necesidad cubre? ¿A quién sirve? De los basureros, las enfermeras o incluso las sexoservidoras está claro su cometido; no así con los militares.
La respuesta a esta pregunta nos lleva forzosamente a revisar la distribución del poder en las sociedades, en la historia humana; son los factores de poder los que medran con la guerra, con la invasión, con el ataque. A más poder, más beneficios derivados de su ejercicio violento. El poder se mantiene y perpetúa por la fuerza, tanto por la amenaza de usarla, como por su uso concreto; y para eso están los encargados de ejercerla, los profesionales de la muerte. Pero hay que agregar inmediatamente: se benefician algunos, las elites, los grupos privilegiados. El común de la gente, no. La gran mayoría silenciosa, en todo caso, padece los efectos de esa profesión, cosa que no se podría decir de ningún otro gremio.
Por cierto, todo esto viene de lejos en la historia humana; entre las cosas que se repiten desde siempre en toda formación cultural está la guerra. Y ahí están, obviamente, los militares, desde los primeros guerreros con hachas y palos hasta la guerra de las galaxias con armamento nuclear. ¿Es nuestro destino? ¿Estamos condenados a matarnos, a ver en el "otro" diverso un enemigo que debe ser sometido a la fuerza? Hoy por hoy, lo repetimos, el oficio de la guerra es el más dinámico, el que mueve mayores recursos presentándose como imprescindible (¿qué país no cuenta con un cuerpo militar? La excepción, Suiza, hiperbólicamente confirma la regla: es el gran banco del mundo, y eso no se toca… ¡Para eso están los militares!). En esa lógica de "necesidad imprescindible" los militares pueden respirar tranquilos pues no se descubren signos de desocupación muy cercanos. Pero todo ello, justamente, nos debe llevar a abrir preguntas críticas. ¿Por qué esto es así? ¿Es ineluctable acaso? O si se quiere decirlo de otro modo: ¿vale más la defensa de la propiedad privada que la defensa de la vida?
La cultura del ámbito militar, su lógica, sus códigos, son incomprensibles para la vida no militar. La vida llamada normal, civil, no podría concebirse en aquellos términos. En el campo castrense –siempre, y en cualquier cultura– el objetivo es mantener un cuerpo de seres humanos dispuestos a entrar en combate pese a saber que en ello les puede ir la propia vida, y prontos a cumplir con lo que se le ordena. Esta falta total de pensamiento crítico ("las órdenes no se discuten; se acatan") es el mecanismo que posibilita que pueda darse todo lo anterior; si no, sería radicalmente imposible. Es decir: una de las instituciones humanas más extendidas, desarrolladas y poderosas está asentada sobre la más absoluta irracionalidad. ¿Quién podría morir gozoso por "su bandera" si no fuera militar? ¿Quién podría sentirse orgulloso de ser una "máquina de matar" –como sucede con los comandos elites– si no se es militar? Sólo siendo del gremio castrense se puede llegar a esa posición. ¿Irracional diríamos? La lógica militar tiene mucho de eso. Los desfiles nos lo recuerdan.
¿Para qué se marcha? ¿No tiene algo de proverbialmente estúpido caminar de una manera nada natural, más bien payasesca, todos al unísono, siguiendo una voz de mando? Sin dudas sí, pero esa práctica –ejemplo extremo de la cultura militar– presentifica el espíritu que está en juego: se hace de manera ciega lo que el superior ordena, sin importar ningún tipo de consideraciones, sin cuestionamientos, todos al unísono.
Pero ¿es ese nuestro sino?, ¿es genético? ¿Necesitamos de la muerte del otro? ¿Quién lo dijo?
Así planteado, todo parece bastante trágico, sin salida. ¿Es verdaderamente ese nuestro destino? Quizá no podamos afirmarlo ni negarlo de forma categórica, porque la guerra nos viene acompañando ya desde una buena parte de la historia y no se la ve desaparecer en lo inmediato; de lo que sí podemos estar seguros es que necesitamos inventar relaciones nuevas donde el recurso a la violencia física y la eliminación de "enemigos" –más los correspondientes profesionales encargados de implementarlas– terminen por sobrar. Si se trata de cuidar a capa y espada lo que se considera propiedad privada, el brazo armado es indispensable. Por tanto, el desafío en juego es grande, pero en definitiva, el meollo de la cuestión no está en el soldado propiamente dicho, en quien porta las armas y las sabe usar. Está en aquello que defiende. Y eso es lo que se trata de modificar.
Marcelo Colussi
"Tomamos las armas para abrir paso a un mundo en el que ya no sean necesarios los ejércitos".
Subcomandante Marcos
Está claro: Un zapatero arregla zapatos, una enfermera cuida de los enfermos, una azafata atiende a los pasajeros en vuelo y un músico alegra el espíritu con la música. ¿Cuál es la función específica de un militar? Matar. Un militar se prepara para la guerra, para eliminar enemigos: su oficio, lisa y llanamente es matar gente, matar otros seres humanos. Más aún: se llega al absurdo patético que cuantos más seres humanos mata, mejor profesional es. Se le premia por eso, se le condecora, se le nombra "héroe de la patria". ¿Cómo se ha llegado a tamaña irracionalidad?
Todos los oficios aportan un beneficio social: producen bienes y/o servicios que facilitan la vida, la mejoran, elevan su calidad. ¿Qué aporta un militar? ¿Quién se beneficia con el matar? Seguramente alguien, por eso existe la profesión. Las mayorías populares, no. Se podrá decir que están para "defender a la patria". ¿Podemos hoy día siquiera decirlo con un mínimo de seriedad eso? ¿Qué patria? Incluso el capitalismo globalizado actual ya está prescindiendo de la vieja idea de Estado-nación, simplemente porque no la necesita. ¿Quién se beneficia entonces de las guerras, del acto de aniquilar a otros?
Los militares, a los que nadie llama "asesinos", no son un caso patológico, una pústula social peligrosa, un tumor del cual el colectivo deba defenderse como sí debe hacerlo, por ejemplo, de un homicida psicópata, de un violador, de un desequilibrado que empieza a disparar a diestra y siniestra sin razón. Por el contrario, constituyen una corporación profesional reputada, bien pagada, de la que ninguna sociedad pareciera querer prescindir. Más aún: el ámbito humano donde más se investiga, donde más se invierte, que produce las más fabulosas ganancias en términos empresariales y que tiene la mayor cuota de influencia política es, nada más y nada menos, el que tiene que ver con lo militar, con la guerra, con la muerte. ¿Somos patéticamente absurdos los seres humanos en tanto especie?
Cualquier oficio, actividad o profesión brinda un aporte a la comunidad, y si falta se produce un vacío, se deja de recibir una prestación que viene a llenar alguna necesidad. Si faltan los zapateros, ¿quién haría o repararía los zapatos? Si no hubiera más enfermeras, ¿quién mantendría los sistemas de salud con su trabajo silencioso del día a día? ¿Qué pasaría si faltaran los basureros? Las montañas de basura nos taparían. Pero, si faltan los militares, ¿alguien se perjudica? Seguramente no la mayoría.
Esto es: la "raza" militar cumple una actividad que tiene como objetivo matar semejantes, no produce ningún bien de utilidad pública, podría desaparecer sin afectar a nadie. La pretendida "defensa de la patria" no da de comer a los ciudadanos de a pie. A no ser que estemos de acuerdo con que su oficio llena una sentida necesidad como los zapateros, las enfermeras o los basureros; pero, en realidad, no es el caso. Hasta incluso podríamos abrir la pregunta en torno a la necesidad de la así llamada profesión "más vieja del mundo": ¿podrá haber sociedades sin trabajadoras sexuales? Interrogante de difícil respuesta seguramente. Pero el arte de matar, que ya está tan "normalizado" que no llama la atención, abre preguntas más complejas aún. ¿Para qué está entonces el cuerpo castrense? ¿Qué necesidad cubre? ¿A quién sirve? De los basureros, las enfermeras o incluso las sexoservidoras está claro su cometido; no así con los militares.
La respuesta a esta pregunta nos lleva forzosamente a revisar la distribución del poder en las sociedades, en la historia humana; son los factores de poder los que medran con la guerra, con la invasión, con el ataque. A más poder, más beneficios derivados de su ejercicio violento. El poder se mantiene y perpetúa por la fuerza, tanto por la amenaza de usarla, como por su uso concreto; y para eso están los encargados de ejercerla, los profesionales de la muerte. Pero hay que agregar inmediatamente: se benefician algunos, las elites, los grupos privilegiados. El común de la gente, no. La gran mayoría silenciosa, en todo caso, padece los efectos de esa profesión, cosa que no se podría decir de ningún otro gremio.
Por cierto, todo esto viene de lejos en la historia humana; entre las cosas que se repiten desde siempre en toda formación cultural está la guerra. Y ahí están, obviamente, los militares, desde los primeros guerreros con hachas y palos hasta la guerra de las galaxias con armamento nuclear. ¿Es nuestro destino? ¿Estamos condenados a matarnos, a ver en el "otro" diverso un enemigo que debe ser sometido a la fuerza? Hoy por hoy, lo repetimos, el oficio de la guerra es el más dinámico, el que mueve mayores recursos presentándose como imprescindible (¿qué país no cuenta con un cuerpo militar? La excepción, Suiza, hiperbólicamente confirma la regla: es el gran banco del mundo, y eso no se toca… ¡Para eso están los militares!). En esa lógica de "necesidad imprescindible" los militares pueden respirar tranquilos pues no se descubren signos de desocupación muy cercanos. Pero todo ello, justamente, nos debe llevar a abrir preguntas críticas. ¿Por qué esto es así? ¿Es ineluctable acaso? O si se quiere decirlo de otro modo: ¿vale más la defensa de la propiedad privada que la defensa de la vida?
La cultura del ámbito militar, su lógica, sus códigos, son incomprensibles para la vida no militar. La vida llamada normal, civil, no podría concebirse en aquellos términos. En el campo castrense –siempre, y en cualquier cultura– el objetivo es mantener un cuerpo de seres humanos dispuestos a entrar en combate pese a saber que en ello les puede ir la propia vida, y prontos a cumplir con lo que se le ordena. Esta falta total de pensamiento crítico ("las órdenes no se discuten; se acatan") es el mecanismo que posibilita que pueda darse todo lo anterior; si no, sería radicalmente imposible. Es decir: una de las instituciones humanas más extendidas, desarrolladas y poderosas está asentada sobre la más absoluta irracionalidad. ¿Quién podría morir gozoso por "su bandera" si no fuera militar? ¿Quién podría sentirse orgulloso de ser una "máquina de matar" –como sucede con los comandos elites– si no se es militar? Sólo siendo del gremio castrense se puede llegar a esa posición. ¿Irracional diríamos? La lógica militar tiene mucho de eso. Los desfiles nos lo recuerdan.
¿Para qué se marcha? ¿No tiene algo de proverbialmente estúpido caminar de una manera nada natural, más bien payasesca, todos al unísono, siguiendo una voz de mando? Sin dudas sí, pero esa práctica –ejemplo extremo de la cultura militar– presentifica el espíritu que está en juego: se hace de manera ciega lo que el superior ordena, sin importar ningún tipo de consideraciones, sin cuestionamientos, todos al unísono.
- Si entendemos las cosas a la luz de una visión funcional, pragmática, habremos de encontrar razón de ser a cuanta actividad se nos ocurra: hay prostitución, o narcotráfico, o tratantes de esclavos, o hay venta de órganos humanos, simplemente porque hay una demanda de todo ello. En ese sentido, cada producto o servicio responde a una necesidad, cumple una función necesaria, y los militares llenan un cometido social, así como lo hacen igualmente los torturadores o los sicarios: hay militares, hay profesionales de la guerra, hay gente que se prepara para destruir enemigos porque la especie humana necesitaría de ese recurso.
Pero ¿es ese nuestro sino?, ¿es genético? ¿Necesitamos de la muerte del otro? ¿Quién lo dijo?
Así planteado, todo parece bastante trágico, sin salida. ¿Es verdaderamente ese nuestro destino? Quizá no podamos afirmarlo ni negarlo de forma categórica, porque la guerra nos viene acompañando ya desde una buena parte de la historia y no se la ve desaparecer en lo inmediato; de lo que sí podemos estar seguros es que necesitamos inventar relaciones nuevas donde el recurso a la violencia física y la eliminación de "enemigos" –más los correspondientes profesionales encargados de implementarlas– terminen por sobrar. Si se trata de cuidar a capa y espada lo que se considera propiedad privada, el brazo armado es indispensable. Por tanto, el desafío en juego es grande, pero en definitiva, el meollo de la cuestión no está en el soldado propiamente dicho, en quien porta las armas y las sabe usar. Está en aquello que defiende. Y eso es lo que se trata de modificar.
domingo, enero 13, 2013
La Democracia es el modelo menos malo para lograr la FELICIDAD, pero es malo, ¿por qué?. NUEVO ORDEN MUNDIAL
La acuciante crisis que han provocado sus beneficiarios es cada vez mayor, más mayores de 45 años se convencen de que no van a regresar al mercado laboral y cada vez más jóvenes observan pasar más meses sin encontrar trabajo.
Yo mantengo que el objetivo del ser humano es ser feliz, y el Sistema en el que vivimos no es una opción para alcanzarlo. El propio Sistema nos engaña haciéndonos creer que logrando un mejor coche, el nuevo modelo de video-consula o vestir a la moda nos hace más felices. Las políticas de distracción, la propaganda y el sistema educativo están para eso, para no darnos cuenta y no cuestionar el Sistema.
Dicen que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno, es decir, malo en cualquier caso, y el gobierno que gana unas elecciones es el menos malo de los candidatos en ese momento, en definitiva malo igualmente... y con ello la sociedad civil debe vivir.
El Sistema o Modelo de vida, fomenta el desarrollo del lado izquierdo del cerebro: el lado matemético y racional. Es indiscutible que nuestro Modelo de vida no promueve el desarrollo de las aptitudes del ser humano como especie, ni el lado derecho del cerebro: la inteligencia emocional e intuitiva. Descartando el lado derecho del cerebro perdemos la mitad de la percepción de la realidad. Es preciso el desarrollo de ambos hemisferios para el desarrollo equilibrado de nuestros pensamientos y actuaciones. Esto refuerza el argumento de que nuestro Modelo de vida no va por la senda de la felicidad del ser humano.
El ser humano no ha nacido para cumplir lo que el Sistema ha programado que hagamos: ir al colegio, luego hacer formación profesional o universitaria y pasar al mercado laboral y pagar impuestos o una hipoteca o algo similar hasta la muerte. El ser humano nació para evolucionar y desarrollarse a nivel individual como especie y espíritu, y consecuencia de este desarrollo, TODO lo demás funciona en equilibrio y armonía: las relaciones humanas.
El desarrollo tecnológico si no se produce en sintonía con la naturaleza y la propia naturaleza del ser humano no promueve la felicidad de las personas. La propaganda del Sistema desde la más tierna infacia lucha por convencernos de lo contrario.
He leído el libro DESCUBRIR PARA SUPERAR (Editorial Mavitexmar), donde una persona publica cómo mediante unos hábitos de alimentación concretos se sanó totalmente de la soriasis. Aclaro el punto: es mediante unos hábitos de alimentación y no mediante alimentos concretos. Se cuentan por centenas las personas que han leído el libro, siguen sus indicaciones y se curan también totalmente. Son muchas las personas que tienen enfermedades que no se manifiestan en la piel, que también han seguido las indicaciones del libro y se han curado. En esta cura, no hay medicamentos, ...la comunidad médica ridiculiza este libro... era de esperar, ya que no promueve el capitalismo (consumismo irracional que alimenta el Sistema)... Abramos los ojos!!!!.
Una frase del libro confirma lo que tanto se ha tratado en este portal www.jovenesempresarios.es: los hábitos para sanarme sirve a los sanos para no enfermar por motivos digestivos, si bien, su mayor adversario es la forma de vida que tenemos (es decir, el Modelo de vida actal: el Sistema).
El Banco Central Europeo (2012) compra bonos españoles e italianos para calmar los mercados. Compra con dinero que no existe (casi como si lo imprimiera), cada vez que se inventa dinero, afecta al valor de nuestras cosas (la gasolina, el IVA, las tasas, la electricidad, etc...), es decir, nos endeuda y tendremos que trabajar más para devolverlo. ¿Con este panorama nos podemos plantear una dieta sana y hábitos totalmente contrarios a las obligaciones que nos impone soportar el Sistema?. NO, NO SE PUEDE.
Es decir, nuestro Modelo de vida es contrario a la evolución en sentido amplio, y sólo es posible cambiarlo, si los que ejercen el Poder en el mundo,desaparecieran... ¿COMPLICADO VERDAD?... pues sólo tomando consciencia por la mayoría de la sociedad civil, eso es posible.
Aún la sociedad civil no se ha dado cuenta que el desarrollo tecnológico nos trae una felicidad ficticia: ese tipo de felicidad que experimentamos cuando nos desprendemos de nuestro maravilloso smart phone cuando conseguimos otro más potente o el último modelo. La propaganda del Sistema nos ha adiestrado para pensar y sentir así. El Sistema no quiere desarollar una sociedad civil de libre-pensadores, creativos, con capacidad de autosanarse mediante el dominio de las aptitudes del ser hemano como especie. Tampoco quiere que el ser humano forme parte de la Naturaleza y encuentre en ella y en su relación con los demás todo lo que necesita para vivir de forma armónica.
Recientemente he visto documentales que proyectan cómo posiblemente vivamos dentro de 50 años.... Yo pregunto ¿si alcanzamos todo eso que se proyecta seremos más felices?. RESPUESTA: NO!!!!!. ¿Podremos evitar llegar a ello?, espero que sí (depende que que desarrollemos la consciencia en este entorno enfocado a evitarlo). Ese documental: hablaba de una sociedad gestionada y controlada totalmente mediante la TECNOLOGIA: chips implantados bajo nuestra piel que nos identifica al entrar en cualquier recinto público, habrá sensores por toda la ciudad (aeropuertos, autobuses,...) que detecta dónde estamos en cada momento, es decir, todo el mundo está localizado, permite identificarnos en Hospitales y almacenar nuesto historial médico (sin chip no podemos acceder a la sanidad, ni comprar ni cobrar, etc...). Alimentos sintéticos, biología sintética, nanotecnología curativa (que se extenderá después de abrirles paso CREANDO nuevas ENFERMEDADES) generaciones de chip que funcionarán con la misma radiofrecuencia que funciona nuestro cerebro permitirán a los actuales diseñadores del Nuevo Orden Mundial controlar nuestros pensamientos y por tantos someternos a servirles sin riesgo a revoluciones o manifestaciones como las que continuamente se producen Hoy y que tanto les molestan.
Difícil solución. La Democracia inducida por la constante propaganda de los medios de comunicación y la religión, sumada al sistema educativo implementado, el tipo de individuo generado, el producto humano conseguido es más proclive a aceptar y obedecer cualquier tipo de imposición que actuar contra ella. Imposiciones que proceden de la actuación de unos pocos que se ven beneficiados por la presión a la que somenten al pueblo y al mundo entero.
Ciclos del Capitalismo. Está muy estudiado que el Sistema capitalista experimenta ciclos de expansión y recesión (crisis): ¿en esto consite nuestra forma de vida?...en estar sometidos al las consecuencias de un modelo de vida contrario por fundamento al desarrollo del individuo como ser, y que en ocasiones nos da más de lo que necesitamos y no nos hace más feliz y en ocasiones nos hace vivir con escaces o necesidad y que igualmente no nos hace más felices... ¡¡¡¡Qué poder tiene la propaganda que nos hace impasivos!!!!
jueves, enero 03, 2013
¿Adónde irán los Indignados y los ocupa?
¿Adónde irán los Indignados y los «ocupas»?
2012-02-17
En una de las mesas más importantes de debates en el Foro Social Temático de Porto Alegre, en la tuve la oportunidad de participar, pude escuchar los testimonios vivos de los Indignados de España, de Londres, de Egipto y de Estados Unidos. Lo que me dejó muy impresionado fue la seriedad de los discursos, lejos del tono anárquico de los años 60 del siglo pasado con sus muchas «parole». El tema central era «democracia ya». Se reivindicaba otra democracia, bien diferente de esta a la que estamos acostumbrados, que es más farsa que realidad. Quieren otra democracia que se construya a partir de la calle, de las plazas, el lugar del poder originario. Una democracia desde abajo, articulada orgánicamente con el pueblo, transparente en sus procedimientos y no corroída nunca más por la corrupción. Esta democracia, de entrada, se caracteriza por vincular justicia social con justicia ecológica.
Curiosamente, los indignados, los ocupas y los de la primavera árabe no se remiten al clásico discurso de las izquierdas, ni siquiera a los sueños de las distintas ediciones del Foro Social Mundial. Nos encontramos en otro tiempo y ha surgido una nueva sensibilidad. Se postula otro modo de ser ciudadano, incluyendo poderosamente a las mujeres antes invisibilizadas, ciudadanos con derechos, con participación, con relaciones horizontales y transversales facilitadas por las redes sociales, por el móvil, por el twitter y por los facebooks. Nos encontramos ante una verdadera revolución. Antes las relaciones se organizaban de forma vertical, de arriba abajo. Ahora lo hacen de forma horizontal, hacia los lados, en la inmediatez de la comunicación a la velocidad de la luz. Este modo representa el tiempo nuevo que estamos viviendo, el de la información, del descubrimiento del valor de la subjetividad, no aquella de la modernidad, encapsulada en sí misma, sino la de la subjetividad relacional, la de la emergencia de una conciencia de especie que se descubre dentro de una misma y única Casa Común, que amenaza ruina a causa del excesivo pillaje practicado por nuestro sistema de producción y de consumo.
Esta sensibilidad no tolera ya más los métodos del sistema para superar la crisis económica y derivadas, saneando los bancos con el dinero de los ciudadanos, imponiendo una severa austeridad fiscal, el desmantelamiento de la seguridad social, el abaratamiento del empleo, el recorte de las inversiones, suponiendo ilusamente que de esta forma se reconquista la confianza de los mercados y se reanima la economía. Tal concepción se ha vuelto dogma y en muchas partes se oye la estúpida muletilla \"TINA: there is no alternative”, no hay alternativa. Los sacrílegos sumos sacerdotes de la trinidad nada santa formada por el FMI, la Unión Europea y el Banco Central europeo han dado un golpe financiero en Grecia e Italia, y han impuesto allí a sus acólitos como gestores de la crisis, sin pasar por el rito democrático. Todo es visto y decidido desde la óptica exclusiva de lo económico, rebajando lo social y aumentando el sufrimiento colectivo innecesario, la desesperación de las familias y la indignación de los jóvenes porque no consiguen trabajo. Todo esto puede desembocar en una crisis de consecuencias dramáticas .
Paul Krugmann, premio Nobel de economía, pasó unos días en Islandia para estudiar la forma como ese pequeño país ártico salió de su crisis avasalladora. Siguieron el camino correcto que otros también deberían haber seguido: dejaron quebrar a los bancos, pusieron en prisión a los banqueros y especuladores que practicaron desfalcos, reescribieron la constitución, garantizaron la seguridad social para evitar el colapso generalizado y consiguieron crear empleo. Consecuencia: el país salió del atolladero y es uno de los países nórdicos que más crece. El camino islandés ha sido silenciado por los medios de comunicación de masas mundiales por temor a que sirva de ejemplo a los demás países. Y así el carruaje, con medidas equivocadas pero coherentes, corre veloz hacia el precipicio.
Contra este curso previsible se oponen los Indignados. Quieren otro mundo más amigo de la vida y respetuoso de la naturaleza. Tal vez Islandia les servirá de inspiración. ¿Hacia dónde irán? Quién sabe. Seguramente no en la dirección de los modelos del pasado, ya agotados. Irán en dirección de aquello que decía Paulo Freire de lo «inédito viable» que nacerá de ese nuevo imaginario y que se expresa, sin violencia, dentro de un espíritu democrático-participativo. En cualquier caso, el mundo ya nunca será como antes, y mucho menos como a los capitalistas les gustaría que fuese.
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