Lunes 22 de marzo de 2010
Foto: Archivo Particular
Küng no cree que vaya a ser posible mantener el control que hay actualmente sobre el pueblo chino por mucho tiempo
El filósofo y teólogo, que estuvo en Pekín
distribuyendo personalmente la 'Declaración de una ética mundial',
califica a la codicia como uno de los principales problemas de la
sociedad actual.
Con Küng, también se han difundido en la capital del gigante asiático millares de ejemplares del reciente Manifiesto para una ética económica global, suscritos por varios líderes, gobiernos y organizaciones en Nueva York, en octubre del 2009.
Küng presidente de la Fundación Ética Mundial, organización con la cual EL TIEMPO ha sellado una alianza para publicar todos los lunes el Manual de ética mundial, concedió esta entrevista sobre sus impresiones acerca del gigante asiático.
La ideología comunista está en bancarrota y reina el capitalismo en China. ¿Hay crisis moral en China?
Pienso que tenemos una crisis moral en todo el mundo, no solamente en el mundo occidental sino también en el oriental, que incluye a China. Aquí, existen problemas con drogas, criminalidad, corrupción y los derechos humanos, como en los países de occidente. Y también existe la codicia, como una de las raíces de la crisis mundial. Son problemas universales, que reclaman una ética universal.
¿Es la globalización enemiga de la moral?
No, la globalización es un fenómeno ambivalente. Puede aprovecharse para lo bueno y puede usarse indebidamente. Incluso, quien hoy tiene un crecimiento acelerado no sabe cómo será en dos años, porque el mundo y la vida están instalados en la incertidumbre. Los estadounidenses se sentían seguros, pero luego de la crisis financiera, todo se les derrumbó. Y lo mismo pasó en muchos otros países del G 8 y del G20. Una de las causas es que no sólo han fracasado los mercados y las instituciones, sino la moral de sus dirigentes. Por eso necesitamos estándares éticos globales. La globalización nos puede ayudar si mantiene un rostro humano, pero si solamente es expresión de codicia y poder, no va a funcionar.
¿Cómo fue posible que la ética mundial tuviera tan buena acogida en China?
Tengo la impresión de que la idea de la ética se entiende especialmente bien en China. En el confucionismo hay una fuerte tradición que exalta principios como el humanismo, la cooperación y la reciprocidad, principios que han sido inculcados por generaciones. Por eso aquí cualquiera entiende cuando hablo de la necesidad de una ética mundial.
Usted ha dicho que China debería tener más democracia. Pero es un hecho que el Partido Comunista se está aferrando al poder...
En los regímenes en problemas siempre crece la tendencia de aferrarse al poder. Pasa en la Iglesia católica y pasó también en la antigua RDA. Y aunque parece que eso puede seguir así por mucho tiempo, puede ocurrir lo que pasó en la RDA: una implosión. Este aferrarse al poder, a la fuerza, es una señal de debilidad. Lo fuerte es creer en las instituciones, en la democracia, en la libertad, en el derecho.
La explotación caracteriza la vida económica en la China de hoy. ¿Dónde está la ética?
No necesitaríamos los diez mandamientos si la gente no los estuviera infringiendo todo el tiempo. La ética siempre está en la posición más débil, porque no se puede forzar. Pero el punto es que, a la larga, la falta de estándares éticos repercute enormemente en la sociedad. La crisis económica mundial tiene mucho que ver con un comportamiento anti-ético de los banqueros y dirigentes en Wall Street; pero esto también se ve en los dirigentes políticos; por ejemplo, con todas esas mentiras para justificar una guerra en Irak. Y todo esto tiene efectos extremadamente negativos para la sociedad global.
¿Es usted un idealista incorregible?
No, todo lo contrario. Soy pragmático. Ya hace diez años advertí sobre una crisis económica global. En ese entonces escribí: 'Si un comentario de Alan Greenspan hace bajar inmediatamente las tasas de interés y las cotizaciones de las acciones, convirtiendo a la Bolsa en un casino donde se hacen juegos con el ahorro de los demás, es previsible otro colapso de la economía como en el año 1929'. También advertí que puede haber reacciones si el capital exagera en su codicia y se olvida del conjunto de la sociedad.
¿La moral no pierde su importancia en la crisis?
Al contrario: es cuando es más importante. La moral gana importancia en las crisis.
¿Puede China seguir, a largo plazo, dándole más importancia al bienestar general que a los derechos individuales?
No, seguramente no. Debe producir riqueza, incluir a todos en los beneficios y respetar los derechos humanos y las libertades individuales, pero debo decir también que el individualismo como se practica en Occidente tampoco es lo ideal: hace falta un sentido de comunidad. Es entendible que haya resistencia en China, o en el mundo islámico, a la falta de moral que denotan algunos comportamientos en Occidente, algo que en China se ha transformado en un argumento para decir: 'eso no lo queremos aquí'. Esto no es una crítica al liberalismo y a la democracia, sino al 'libertinismo', es decir, al desenfreno que denota esa gran laxitud moral. Pero, por el otro lado, China también ha cambiado radicalmente. Estuve aquí hace 30 años, y no hay comparación con la Pekín que he caminado. Por lo demás, no es posible mantener un pueblo tan numeroso, y en un espacio territorial tan gigantesco, bajo total control. Y menos cuando se trata de una nación con gran tradición cultural y filosófica y altamente culta.
El gobierno tampoco parece cumplir con las exigencias confucianas de ser el representante de la justicia. ¿Cómo lo ve usted?
Se debe buscar que la Justicia exista y que el Estado la administre; para evaluar a oriente siempre miramos a occidente y conviene tener en cuenta cuánto tiempo nos costó a nosotros llegar a la democracia constitucional, a la justicia y a la libertad.
¿China está preparada para tomar la responsabilidad como potencia mundial?
Estarían preparados moralmente si ejecutaran el poder según el paradigma que se impuso después de la Segunda Guerra Mundial: el de la reconciliación, la comunicación y la cooperación entre las naciones. Si a China le diera por aparecer como imperialista, tiene que saber que aparecería una alianza de las otras naciones contra China. Por eso creo que China debería aprender de las experiencias de Estados Unidos; el poder se ejerce en la bondad, en la justicia, en la verdad, en la cooperación y en el diálogo.
ANDREAS LANDWEHR
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
PEKÍN
TRADUCCIÓN DE SYLVIA GONTERMAN, DE LA KAS DE COLOMBIA. EDITADO POR CARLOS PAZ, DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN ÉTICA MUNDIAL.
'Es normal que China le tema al libertinismo de Occidente': Hans Küng
Küng no cree que vaya a ser posible mantener el control que hay actualmente sobre el pueblo chino por mucho tiempo
Con Küng, también se han difundido en la capital del gigante asiático millares de ejemplares del reciente Manifiesto para una ética económica global, suscritos por varios líderes, gobiernos y organizaciones en Nueva York, en octubre del 2009.
Küng presidente de la Fundación Ética Mundial, organización con la cual EL TIEMPO ha sellado una alianza para publicar todos los lunes el Manual de ética mundial, concedió esta entrevista sobre sus impresiones acerca del gigante asiático.
La ideología comunista está en bancarrota y reina el capitalismo en China. ¿Hay crisis moral en China?
Pienso que tenemos una crisis moral en todo el mundo, no solamente en el mundo occidental sino también en el oriental, que incluye a China. Aquí, existen problemas con drogas, criminalidad, corrupción y los derechos humanos, como en los países de occidente. Y también existe la codicia, como una de las raíces de la crisis mundial. Son problemas universales, que reclaman una ética universal.
¿Es la globalización enemiga de la moral?
No, la globalización es un fenómeno ambivalente. Puede aprovecharse para lo bueno y puede usarse indebidamente. Incluso, quien hoy tiene un crecimiento acelerado no sabe cómo será en dos años, porque el mundo y la vida están instalados en la incertidumbre. Los estadounidenses se sentían seguros, pero luego de la crisis financiera, todo se les derrumbó. Y lo mismo pasó en muchos otros países del G 8 y del G20. Una de las causas es que no sólo han fracasado los mercados y las instituciones, sino la moral de sus dirigentes. Por eso necesitamos estándares éticos globales. La globalización nos puede ayudar si mantiene un rostro humano, pero si solamente es expresión de codicia y poder, no va a funcionar.
¿Cómo fue posible que la ética mundial tuviera tan buena acogida en China?
Tengo la impresión de que la idea de la ética se entiende especialmente bien en China. En el confucionismo hay una fuerte tradición que exalta principios como el humanismo, la cooperación y la reciprocidad, principios que han sido inculcados por generaciones. Por eso aquí cualquiera entiende cuando hablo de la necesidad de una ética mundial.
Usted ha dicho que China debería tener más democracia. Pero es un hecho que el Partido Comunista se está aferrando al poder...
En los regímenes en problemas siempre crece la tendencia de aferrarse al poder. Pasa en la Iglesia católica y pasó también en la antigua RDA. Y aunque parece que eso puede seguir así por mucho tiempo, puede ocurrir lo que pasó en la RDA: una implosión. Este aferrarse al poder, a la fuerza, es una señal de debilidad. Lo fuerte es creer en las instituciones, en la democracia, en la libertad, en el derecho.
La explotación caracteriza la vida económica en la China de hoy. ¿Dónde está la ética?
No necesitaríamos los diez mandamientos si la gente no los estuviera infringiendo todo el tiempo. La ética siempre está en la posición más débil, porque no se puede forzar. Pero el punto es que, a la larga, la falta de estándares éticos repercute enormemente en la sociedad. La crisis económica mundial tiene mucho que ver con un comportamiento anti-ético de los banqueros y dirigentes en Wall Street; pero esto también se ve en los dirigentes políticos; por ejemplo, con todas esas mentiras para justificar una guerra en Irak. Y todo esto tiene efectos extremadamente negativos para la sociedad global.
¿Es usted un idealista incorregible?
No, todo lo contrario. Soy pragmático. Ya hace diez años advertí sobre una crisis económica global. En ese entonces escribí: 'Si un comentario de Alan Greenspan hace bajar inmediatamente las tasas de interés y las cotizaciones de las acciones, convirtiendo a la Bolsa en un casino donde se hacen juegos con el ahorro de los demás, es previsible otro colapso de la economía como en el año 1929'. También advertí que puede haber reacciones si el capital exagera en su codicia y se olvida del conjunto de la sociedad.
¿La moral no pierde su importancia en la crisis?
Al contrario: es cuando es más importante. La moral gana importancia en las crisis.
¿Puede China seguir, a largo plazo, dándole más importancia al bienestar general que a los derechos individuales?
No, seguramente no. Debe producir riqueza, incluir a todos en los beneficios y respetar los derechos humanos y las libertades individuales, pero debo decir también que el individualismo como se practica en Occidente tampoco es lo ideal: hace falta un sentido de comunidad. Es entendible que haya resistencia en China, o en el mundo islámico, a la falta de moral que denotan algunos comportamientos en Occidente, algo que en China se ha transformado en un argumento para decir: 'eso no lo queremos aquí'. Esto no es una crítica al liberalismo y a la democracia, sino al 'libertinismo', es decir, al desenfreno que denota esa gran laxitud moral. Pero, por el otro lado, China también ha cambiado radicalmente. Estuve aquí hace 30 años, y no hay comparación con la Pekín que he caminado. Por lo demás, no es posible mantener un pueblo tan numeroso, y en un espacio territorial tan gigantesco, bajo total control. Y menos cuando se trata de una nación con gran tradición cultural y filosófica y altamente culta.
El gobierno tampoco parece cumplir con las exigencias confucianas de ser el representante de la justicia. ¿Cómo lo ve usted?
Se debe buscar que la Justicia exista y que el Estado la administre; para evaluar a oriente siempre miramos a occidente y conviene tener en cuenta cuánto tiempo nos costó a nosotros llegar a la democracia constitucional, a la justicia y a la libertad.
¿China está preparada para tomar la responsabilidad como potencia mundial?
Estarían preparados moralmente si ejecutaran el poder según el paradigma que se impuso después de la Segunda Guerra Mundial: el de la reconciliación, la comunicación y la cooperación entre las naciones. Si a China le diera por aparecer como imperialista, tiene que saber que aparecería una alianza de las otras naciones contra China. Por eso creo que China debería aprender de las experiencias de Estados Unidos; el poder se ejerce en la bondad, en la justicia, en la verdad, en la cooperación y en el diálogo.
ANDREAS LANDWEHR
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
PEKÍN
TRADUCCIÓN DE SYLVIA GONTERMAN, DE LA KAS DE COLOMBIA. EDITADO POR CARLOS PAZ, DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN ÉTICA MUNDIAL.
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